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Actualizado: 14 de junio de 2025


Y ahora, ¿quién sabe si se quedará? Ahora se quedará, y si la condesa quisiera hacerle la vida demasiado amarga y no la tratara bien, yo soy capaz de todo por defenderla. Podéis estar tranquila, os recompensaré a vos también; los honorarios de vuestro marido serán aumentados; tendréis más tierras que cultivar. Seguid, Catalina; ahora me siento más ágil y con el corazón más contento.

Los clientes rugían de risa, seducidos por esta gracia escatológica, y reparaban menos en la cuenta de honorarios. ¡Famoso don Esteban!... Por el placer de oírle habrían hecho una escritura todos los meses. El futuro destino del príncipe de la notaría era objeto de las conversaciones de sobremesa en días señalados, cuando estaba invitado el poeta. ¿Qué deseas ser? preguntaba Labarta á su ahijado.

El notario, que llevaba largos años de amistad con Labarta, pretendía dirigirle con su espíritu práctico, siendo el lazarillo de un genio ciego. Una renta modesta heredada de sus padres bastaba al poeta para vivir. En vano le proporcionó su amigo pleitos que representaban enormes cuentas de honorarios.

Llevado de su honradez y delicadeza, rogó al doctor que antes de partir le pasase... «Ya usted me entiende... la cuentecita de sus honorarios». Golfín se deshizo en cumplidos. «Tiempo habrá... ¿qué prisa tiene usted?... En fin, como usted quiera...». Y el gran economista, al salir con su hijo, pesaba en la balanza de su mente los términos de aquel enigma aritmético que pronto se había de revelar. ¿Qué tipo regulador o qué tarifa le aplicaría? ¿Le consideraría como pobre de solemnidad, como empleado alto, como rentista bajo o como burgués vergonzante y pordiosero?

Estas ideas, que fermentaron en el cerebro de aquella gran diplomática y ministra durante todo el mes de Marzo, determinaron los recaditos que mandó a Fortunata con Ballester, el encargo que hizo a Quevedo de asistirla cuando el caso llegara, no vacilando en decir al feo y hábil profesor de obstetricia que sus honorarios no serían perdidos.

Está bien dijo . Cada uno que se lleve lo suyo. Me parece justo. La familia Desnoyers La «sucesión Madariaga» como decían en su lenguaje los hombres de ley interesados en prolongarla para aumento de su cuenta de honorarios quedó dividida en dos grupos separados por el mar. Los Desnoyers se establecieron en Buenos Aires.

Para un periódico semanal, y no de gran magnitud, la verdad es que bastaban los diez y nueve redactores que habíamos tenido el honor de fundarlo. ¿Con qué objeto, pues, se habían otorgado plazas de redactores honorarios a una porción considerable de muchachos?

Asi, pues, podrán subsistir con decencia los alcaldes mayores de entrada, con el sueldo anual de 1200 pesos fuertes; los de ascenso con 1500, y los de término con 1800: se entiende sin otros honorarios ni ovenciones, como se dijo en el número 7.o

Se presentó en la nueva casa correctamente vestido de negro, serio y grave, con un rollo de papeles en la mano; Casilda no quería recibirle, pero Pablo, más conciliador, le hizo pasar a la sala y allí, inclinándose con afectación de académico, declaró que iba a rendir cuentas del albaceazgo y a entregar lo que en la partición había correspondido a los herederos, después de pagar deudas y honorarios, para lo cual había habido necesidad de vender las propiedades, como lo sabían muy bien.

Los honorarios, que los directores de teatro solían pagar á los autores acreditados de comedias, ascendían en tiempo de Lope de Vega á unos 500 reales , y algo después á unos 800, suma, en verdad, insignificante, y que sólo podía ser fuente de lucro por la fecundidad de los dramáticos españoles.

Palabra del Dia

rigoleto

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