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Actualizado: 26 de junio de 2025
Ella mira al suelo, frunciendo las cejas, y su garganta se hincha y se deshincha acompasadamente. ¿En qué está pensando? le pregunto. Ella se encoge de hombros. ¿Pensar? ¿para qué pensar? responde. Estoy cansada, querría dormir. Y bien, duerma. Pero usted también. Bueno; yo también. Y, me tiendo a medias, como ella, sobre el banco de enfrente. Pero cierre los ojos me dice.
Para aquellas pobres gentes, el escribiente del tribunal era el oráculo de Delfos para los antiguos griegos. Dándole un real y un tabaco, añadió, te dice todas las leyes que se te hincha la cabeza oyéndole. Si tienes un peso, te salva aunque estés al pié de la horca.
La enfermedad llamada hidropesia Asi le hincha el vientre, que parece Que todo el mar caber en él podia. Al modo destas partes asi crece Toda su compostura, y no por esto, Qual dixe, su hermosura desfallece. Yo atonito esperaba ver el resto De tan grande prodigio, y diera un dedo Por saber la verdad segura, y presto.
Pero ¿quién que tuviera los sesos en su sitio había de pensar que Demetria pudiera comer con gusto ya las farrapas y los nabos?... ¡Vamo, hombre!... Al que prueba las tajadas se le hincha la barriga con el verde... Y mayormente que no semos caballerías para jamar tanto forraje... Luego la chavalilla ¿pa qué más de la verdad? merecía otra cosa que un paisano.
Si tratáredes de amores, con dos onzas que sepáis de la lengua toscana, toparéis con León Hebreo, que os hincha las medidas. Y si no queréis andaros por tierras extrañas, en vuestra casa tenéis a Fonseca, Del amor de Dios, donde se cifra todo lo que vos y el más ingenioso acertare a desear en tal materia.
En un armario reposan antiguas casullas, bernegales con coronas de oro abiertas sobre el cristal, un cáliz con un blasón en el pie y una leyenda que dice: Se izo en 24 de Agosto de 1714. Del Dr. Pedro Ruiz y Miralles. Junto a la cochera está el aljibe, ancho, cuadrado, con una bóveda que se hincha a flor de tierra.
Dígolo porque la negra de casa, una vez, me trujo una esponja frita con manteca; conocí #su# maldad; vi que era peor que comer zarazas, porque a quien la come se le hincha el estómago y no sale dél sin llevarse tras sí la vida; y acordé de poner tierra en medio.
Las tres cuartas partes del tiempo, la avidez se hincha con la opulencia, ¡y los más mendigos no son los más pobres!
Si después de una larga serie de años de nieve se hincha y se alarga la masa del ventisquero, volverá á coger esas montañas de piedras y las llevará más lejos.
Me véis repleto y obeso al parecer y por ende me creéis bien comido, cuando lo que en realidad me hincha y me mata es una hidropesía incurable. ¡Pobre hombre! murmuró Roger. ¡Mala centella me parta si vuelvo á decir palabra! exclamó el arquero arrepentido. No juréis, dijo el peregrino, y por lo que á mí toca os perdono de corazón.
Palabra del Dia
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