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Actualizado: 8 de junio de 2025
Los Amores de Aurora: segunda parte del Herrero del convento; un tomo 8.º, de 668 páginas, 2 pesetas. La justicia de los bohemios: tercera parte y última del Herrero del convento; un tomo 8.º, de 567 páginas, 2 pesetas. El Capitán de los penitentes negros; 2 tomos, 2 y 2,50 pesetas. El Diamante del Comendador; un tomo, 1,50 pesetas. =PEREDA.= Sotileza. 1885; un tomo, 4,50 y 5 pesetas.
En un negro rincón duerme el mazo que otros días batiera el metal... ¡Cómo duele esta paz de la fragua! ¡Cómo duele esta paz! "¡Hola, herrero! ¿qué tienes? ¿qué inercias han ganado tus músculos hoy? Tus brazos semejan dos ramas tronchadas, dos angustias largas de una abdicación. ¡Levántate, herrero! Haz que de la fragua resucite un sol.
Se habían retirado unas parejas, había sido sustituido en otras el bailarín varias veces, y el Ferrer continuaba su danza violenta, siempre sombrío y desdeñoso, como si fuese insensible al cansancio. El mismo Jaime reconocía con cierta envidia el vigor del temible herrero. ¡Qué animal!...
En mis manos tiene un brillo de relámpago y en mi pecho enciende redentor afán, y en su empuñadura, cuando ya la cojo, siento el loco empuje de una tempestad. Ya están en mis manos las dos sacras hoces que el herrero anónimo para mí forjó: la de hierro duro, que es mi fortaleza, y la de oro fino, que es mi ensoñación.
Esa es la ley del Pájaro Verde, aulló otro. ¡Cómo se entiende, tía Rojana! ¿Parroquiano nuevo y vasos vacíos? Un momento, mis buenos señores, un momento. Si no he preguntado lo que queréis es porque ya lo sé, y escanciando estoy la cerveza para los leñadores, aguamiel para el músico, sidra para el herrero y vino para todos los demás. Llegaos aquí, buen hidalgo, dijo á Roger, y sed muy bienvenido.
Juan Bou ha pedido ayer la mano de la hija de un herrero muy rico de la calle de las Navas de Tolosa; él mismo me lo ha dicho». Isidora meditó. La primera entrevista que tuvo con la Sanguijuelera después del atentado de Mariano fue conmovedora.
Empecemos por la malaventurada inscripción que tantos afanes había costado al alcalde ilustrado, de oficio herrero, el cual solía decir que el hierro no era más duro que las cabezas de sus subordinados; inscripción que había causado además un tremendo batacazo al maestro de escuela y tres días de flatos a Rosa Mística; pero que, en compensación, había hecho pasmar de admiración a don Modesto Guerrero.
Y probósele cuanto digo y aun más, porque a mí con amenazas me preguntaban, y como niño respondía, y descubría cuanto sabía con miedo, hasta ciertas herraduras que pormandado de mi madre a un herrero vendí.
Primero se ganó la vida recogiendo boñigas para estercolar huertos, después fue lazarillo de ciego, dio al fuelle en casa del herrero, se metió a zagal de diligencias... por fin huyó de la comarca. Su pobre madre no volvió a saber de él en mucho tiempo.
Por otra parte, no habia trabajos manuales, por penosos que fuesen, á los que no se entregasen estos Jesuitas con la mas noble solicitud á fin de instruir á los naturales, ejerciendo en sus misiones los oficios, de arquitecto, de albañil, de carpintero, de pintor, de tornero, de herrero, de cerragero, de sastre, de zapatero, y finalmente, la profesion de todas las artes mecánicas.
Palabra del Dia
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