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-No os pongáis a disputar, marido, conmigo -respondió Teresa-. Yo hablo como Dios es servido, y no me meto en más dibujos; y digo que si estáis porfiando en tener gobierno, que llevéis con vos a vuestro hijo Sancho, para que desde agora le enseñéis a tener gobierno, que bien es que los hijos hereden y aprendan los oficios de sus padres.

¡Diablo! añadió el duque . No hay nada imposible; todo puede ocurrir en este mundo; ¿quién me hubiera dicho esta mañana que yo heredaría cincuenta mil francos de renta? Ante estas palabras la duquesa sintió que una oleada de lágrimas subía a sus ojos. Amigo mío dijo , es muy triste el que los padres hereden a los hijos.

29 ¡Quién diese que tuviesen tal corazón, que me temiesen, y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! 30 Ve, diles: Volveos a vuestras tiendas. 31 Y estáte aquí conmigo, para que te diga todos los mandamientos, y estatutos, y derechos que les enseñarás que los hagan en la tierra que yo les doy para que la hereden.

Salen por el tablado, con mucho ruido de chirimías y atabalillos, Príamo, rey de Troya, y el príncipe Paris, y Elena, muy bizarra en un palafrén, en medio, y el Rey á la mano derecha, que siempre de esta manera guardo decoro á las personas reales, y luego tras ellos, en palafrenes negros, de la misma suerte, 11.000 dueñas á caballo.» «Más dificultosa apariencia es esa que esotra, dijo uno de los oyentes, porque es imposible que tantas dueñas juntas se hallen.» «Algunas se harán de pasta, dijo el poeta, y las demás se juntarán de aquí para allí, fuera de que si se hace en la corte, ¿qué señor habrá que no envíe sus dueñas prestadas para una cosa tan grande, por estar los días que representaré la comedia, que será por lo menos siete ú ocho meses, libres de tan cansadas sabandijasHubiéronse de caer de risa los oyentes, y de una carcajada se llevaron media hora de reloj, al son de los disparates de tal poeta, y él prosiguió diciendo: «No hay que reirse, que si Dios me tiene de sus consonantes, he de rellenar el mundo de comedias mías, y ha de ser Lope de Vega prodigioso monstruo español y nuevo Tostado en verso, niño de teta conmigo, y después me he de retirar á escribir un poema heróico, para mi posteridad, que mis hijos ó mis sucesores hereden, en que tengan toda su vida que roer sílabas.

Comprendo lo furiosa que doña Inés se pondría, y más aún al sospechar que don Paco pudiera casarse conmigo, porque doña Inés quiere heredar o que hereden sus hijos los ahorros y las finquillas que don Paco va reuniendo, para lo cual importa que don Paco no se case, o bien que se case con una hidalga viuda que yo me y que le daría cierto lustre aristocrático, y de seguro no le daría hijos, porque está ya pasada y huera, y el caso de Abrahán y de Sara no se repite