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Actualizado: 12 de julio de 2025
Oiga usted, amiguito, eso que está usted diciendo es herético. Yo digo lo que se me antoja. Es usted un badulaque. Y usted un... ¡Alto, señores!... ¡Alto!... ¡Un poco de calma!... ¡No irritarse!... Hubo algunos instantes de confusión. El presbítero quería arrojarse sobre Moreno y Moreno sobre el presbítero. A duras penas lograron contenerlos, sobre todo al primero, que era hombre de bríos.
Después de largas campañas en Flandes o en Italia, tenía asegurada una espera no menos luenga en las antesalas de los palacios, con el memorial en las rodillas, solicitando una recompensa de criado por los pelotazos de hierro y los acuchillamientos recibidos en las batallas contra el turco y el herético.
No sería impío ni herético tal sistema cuando con semejante dedicatoria intentaba su autor santificar el libro que le defendiese. Así podrá ser dijo Tiburcio . Nadie, sin embargo, logrará quitarme de la cabeza un endiablado razonamiento que agua o mejor diré envenena el gozo de esta invención. Por ella resulta degradado y hasta envilecido este mundo en que habitamos.
Era una sagrada compañía, creada para ayudar á Dios en la guerra con el espíritu del mal, y para impedir la introduccion del contrabando herético en el mercado de la Nueva Sion. Plácido iba ya á firmar para acabar porque tenía prisa: sus compañeros rezaban ya el O Thoma, pero le pareció que su tío le cogía de la oreja, y dijo: ¡Despues de clase! quiero leerlo antes.
¿Cómo que no sabes? ¡Y te atreves a decirlo! ¿De dónde procede el Espíritu Santo? ¿Procede del Padre o procede del Hijo, o de los dos? ¿O es que tú crees que su hipóstasis es consustancial con la hipóstasis del Padre o la del Hijo? No sé nada de eso. ¿Queréis canciones? ¿No queréis comprar canciones a Ipintza, el Loco? ¡Ah! ¿De manera que no contestas? Entonces eres herético. Anathema sit.
EL FRAILE. ¡De cuánta caridad cristiana no he de estar dotado para consentir en pasar días enteros con un apóstata, con un réprobo de la peor especie, y todo para purificar lo que tu herético y satánico contacto ha manchado; a fin de que los cristianos puedan servirse de esas mercancías sin temer la cólera del Cielo! EL GITANO. ¡Qué quiere usted, padre mío!
Cuando menos, se habrá creído objeto de una alucinación diabólica, y de atreverse a enunciar su pensamiento, no hubiera sufrido pena mayor que la de encierro por demencia... Pero Colón sólo hablaba de ir al antiguo mundo conocido por el camino de Occidente, y esto nada tenía de herético, fundamentándolo además en autores clásicos y Padres de la Iglesia.
Y la pobre joven, casada con «Vatacio el Herético» por un padre necesitado de alianzas, había vivido largos años en Oriente con toda la pompa de una basilisa, envuelta en vestiduras de rígidos bordados que representaban escenas de los libros santos, calzada con borceguíes de púrpura que llevaban en las suelas águilas de oro, último símbolo de la majestad de Roma.
Otra vez repitió el dulce nombre que había iluminado su infancia con un esplendor novelesco. «¡Doña Constanza! ¡Oh, doña Constanza!...» Y se sumió en la noche definitivamente, sin una nueva visión, abrazándose á la almohada lo mismo que cuando era niño y creía dormirse teniendo entre sus brazos á la joven viuda de «Vatacio el Herético».
Palabra del Dia
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