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Actualizado: 13 de julio de 2025


La gloria de sus hazañas, algo olvidadas, le preocupó en los últimos instantes al disponer su sepultura.

¡Ay, amiga de mi alma -dijo entonces la otra zagala-, y qué ventura tan grande nos ha sucedido! ¿Ves este señor que tenemos delante? Pues hágote saber que es el más valiente, y el más enamorado, y el más comedido que tiene el mundo, si no es que nos miente y nos engaña una historia que de sus hazañas anda impresa y yo he leído.

Hasta Alcira llegaba el rumor de otras hazañas del príncipe, como le llamaba don Jaime al ver la despreocupación con que gastaba el dinero.

Al llegar al alojamiento encontró en el vestíbulo a muchos admiradores deseosos de abrazarle. Hablaban de sus hazañas con tales hipérboles, que parecían distintas, exageradas y desfiguradas por los comentarios en el corto trayecto de la plaza al hotel.

Allí su rey tenía parientes y amigos. Su juventud y sus hazañas le valieron ser admitido en el mundo de los archiduques como un héroe de la monarquía tradicional. La guerra entre Rusia y Turquía le arrancó de esta dulce existencia de parásito interesante.

Se le persigue luego en un monte, en donde se ha refugiado, defendiéndose en él con sus amigos contra los agentes de la justicia. Por último, le alcanza un tiro de fusil, es hecho prisionero y se le da al cabo libertad, terminando de este modo la primera parte de las hazañas de Luis Pérez el Gallego. La parte segunda, que existe, no es de Calderón. El sitio de Breda.

Jenofonte Ateniense, pongo por caso, no dice yo en su Anábasis, sino se nombra en tercera persona cuando es menester, como si fuera uno el que escribió y otro el que ejecutó aquellas hazañas. Y aun así, pasan no pocos capítulos de la obra sin que aparezca Jenofonte.

Entre ellos sobresalía el tío Gorico, maestro pellejero, hábil fabricador de corambres y notabilísimo en el difícil arte de echar botanas á los pellejos rotos. Este había sido el muchacho más diabólico del lugar después de D. Fadrique, y su teniente cuando las pendencias, pedreas y demás hazañas contra el bando de D. Casimiro.

Y no parezca impertinencia y demasía esto que de los vestidos voy contando, porque ellos hacen una buena parte en esta historia. »Sentábase en un poyo que debajo de un gran álamo está en nuestra plaza, y allí nos tenía a todos la boca abierta, pendientes de las hazañas que nos iba contando.

Escatimarla la comida, empeñar las ropas, trampear en la taberna y volver el sábado a casa con el jornal mermado por el vicio, eran sus principales hazañas, amén de mirar a la pobre muchacha con el mayor despego.

Palabra del Dia

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