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Actualizado: 13 de julio de 2025
En El hombre por su palabra sube al trono de Macedonia el hijo de un jardinero, después de ejecutar grandes hazañas y con el favor de una Princesa. En La ventura no buscalla se refugia otra Princesa fugitiva en la casa de un noble de los montes Cárpatos; entra á su servicio, se casa con él, y le trae al fin en dote la corona de Hungría.
-En lo que toca -prosiguió Sancho- a la valentía, cortesía, hazañas y asumpto de vuestra merced, hay diferentes opiniones; unos dicen: "loco, pero gracioso"; otros, "valiente, pero desgraciado"; otros, "cortés, pero impertinente"; y por aquí van discurriendo en tantas cosas, que ni a vuestra merced ni a mí nos dejan hueso sano.
Así el Gran Capitán, el cual se preciaba de esto más que de todas sus victorias y más que de sus excelentes hazañas, en paz y en guerra, por las cuales quedan por bajo de él en grandeza de ánimo, en saber y en toda virtud, los príncipes, héroes y monarcas de aquellos días.
Una vez cerca de un río, yendo con la partida, se encontraron con diez o doce soldados jovencitos que lavaban sus camisas en el agua. A bayonetazos acabamos con todos dijo el hombre sonriendo, luego añadió hipócritamente Dios nos lo habrá perdonado. Durante la cena, el repulsivo viejo estuvo contando hazañas por el estilo.
-Yo sé quién soy -respondió don Quijote-; y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los Nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron, se aventajarán las mías.
Parecerá a algunos que es invención mía esto del figurón que pongo a los ojos de mis lectores; pero abran la historia, y hallarán más al vivo que yo lo hago pintadas las hazañas de un personaje, a quien llamo D. Pedro, para no ridiculizar como él lo hizo, un título ilustre, que después han llevado personas muy cuerdas.
Subió Nones, y la dama, después de recomendar al sillero y a otros vecinos que barrieran la delantera de las respectivas puertas, iba a subir también; pero le interceptaron el paso dos sujetos que bajaban. Era el uno don José Ido del Sagrario, a quien no conocerían los testigos de sus románticas hazañas al principio de esta historia, según estaba ya de bien trajeado y limpio.
Mas como siempre estais acostumbrados A vencer con ventajas y con mañas, Estos conciertos en valor fundados No los admiten bien vuestras marañas: Liebres en pieles fieras disfrazados, Load y engrandeced vuestras hazañas, Que espero en el gran Jupiter de veros Sujetos á Numancia y á sus fueros.
Si le pido cien mil, me los da lo mismo. ¡Y que sea tan desgraciada!... Ante los ojos interrogantes del profesor, continuó: Pues bien; de los veinte mil no quedan ni cien. Corrió en la misma noche al Sporting para repetir sus hazañas. Nunca se había visto con tanto capital, ni á la vuelta de su viaje de concertista por la América del Sur.
Palabra del Dia
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