Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de octubre de 2025


Es extraño, también, que a sólo tres millas del lugar indicado viva en el monasterio capuchino fray Antonio. ¿Quién es fray Antonio? preguntó Hales, quien contemplaba aún las cartas con toda atención. Le expliqué, y el anciano se sonrió, pero yo conocí que en la descripción del monje había reconocido a uno de los amigos de Blair, de los años pasados.

Hay dos grandes rocas, una a cada lado. En una de ellas se encontrará grabada una vieja E. Bajad a la mano derecha y hallaréis lo que buscáis. Pero primero encontrad al anciano que vive en la casa de las Encrucijadas.» ¿Qué significará todo esto? observó Reginaldo, y, volviéndose al señor Hales, añadió: La última parte se refiere a usted.

La noche que usted partió de Londres tuvo una cuestión con Dawson, y otra vez el tuerto demostró su notable astucia, porque, con el fin de librarse de Hales y hacer desaparecer los hechos deshonrosos que éste conocía, parece que informó confidencialmente a la policía de un robo cometido después de las carreras en Kempton Park, hace cerca de un año y que dio por resultado la muerte del damnificado, pues para robarle una gran suma de dinero que llevaba consigo, fue gravemente herido.

No, ni una sola vez contestó Hales, dirigiéndose luego a su esposa que acababa de entrar, para decirle que estaba ocupado con nosotros en una conversación reservada y pedirle que nos dejara solos, lo cual hizo inmediatamente. Burton Blair era un hombre de carácter original continuó, volviéndose a , y siempre lo fue. No hubo nunca mejor marino que comiera carne de buey salada, que él.

¿No conoce usted, en efecto, los medios por los que puede resolverse el problema? le pregunté al anciano señor Hales, pues se había apoderado de en ese momento la sospecha de que él los conocía bien. Le aseguro que no puedo decirle nada fue su rápida réplica, porque no los conozco. Sin embargo, a me parece que esa copla forma, de alguna manera, la clave. Intente otro arreglo de las cartas.

Atención exclamó Hales, de pronto, paseando su mirada penetrante de Reginaldo a y sucesivamente, voy a hacerles una advertencia y bajó la voz hasta convertirse casi en un débil murmullo.

La manera ingeniosa de que se valió para informar secretamente a Hales de ciertos datos que creía que sólo mi padre y yo conocíamos, el modo perspicaz y sutil cómo corroboró su propia invención, afirmando que mi padre era culpable de un crimen, y la reserva y sigilo con que ayudó a Hales para que se casara conmigo ejerciendo presión en mi ánimo, han sido verdaderas maravillas, según veo ahora, de una hábil conspiración infame.

La anciana se fue a la cocina para traer vasos, y aprovechando esta circunstancia, Reginaldo se puso de pie, cerró rápidamente la puerta, y, volviéndose a Hales, le dijo en voz baja: Queremos conversar reservadamente con usted unos cinco minutos. ¿Reconoce usted ésto? añadió, sacando la fotografía y poniéndosela por delante al anciano. ¡Es mi casa! exclamó sorprendido. ¿Pero qué hay con eso?

Herberto Hales contestó, no sin alguna vacilación. Después añadió: Pero deseo, señor Greenwood, que me haga el favor de no mencionar otra vez este penoso asunto. ¿Usted no sabe cómo me trastorna cuanto depende del silencio de este hombre?

No hay duda, ha partido para el Norte observé cuando Crump se retiró y la puerta se cerró detrás de él. Casi parece que su huida hubiese sido premeditada. Anoche mandó su equipaje. Pensaba en ese momento en el arrogante y atrevido caballerizo, en ese impudente joven Hales, y cavilaba si sus renovadas amenazas no habrían conseguido que ella accediera a tener otra entrevista con él.

Palabra del Dia

aprietes

Otros Mirando