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Actualizado: 8 de junio de 2025
Yo le dije: "Señor, hasta que dió las dos estuve aquí y, de que vi que vuestra merced no venía, fuíme por esa ciudad a encomendarme a las buenas gentes, y hanme dado esto que veis." Mostróle el pan y las tripas, que en un cabo de la halda traía, a la cual él mostró buen semblante, y dijo: "Pues, esperado te he a comer y, de que vi que no veniste, comí.
Si sor Fulana estuvo asomada á la celosía y dejó caer un billete, y si recogió el billete un estudiante. Si sor Fulana soltó por su celosía un rosario bendito, que fué á caer en la halda de la capa de un soldado. Porque en aquellos tiempos había enamorados y galanes de monjas.
Y de los niños fiados á tus manos Salgan fuertes y buenos ciudadanos Formados en el halda maternal, Donde aprendan á odiar la tiranía Y á combatir con ínclita porfía Por los santos principios de igualdad. ¡Oh, la mision de la mujer es santa!
Volvióse el joven, y vió junto á él una mujer de buena estatura, de buen talante, de buen olor, completamente envuelta en un manto negro. ¡Seguid, seguid adelante! dijo la dama con doble impaciencia ; y no hagáis extrañeza ninguna, que me importa. Yo os explicaré... ¡pero seguid! Y la tapada levantó por sí misma la halda de la capa del joven, y se asió á su brazo y tiró de él.
Buen olor tiene tu cuento. ¿Y quién era ella? No lo sé; don Rodrigo me había dicho solamente: si sale de palacio una dama ancha de hombros, alta de pecho, gentil y garrida, manto á los ojos, y halda hasta el suelo, sigue á esa dama. He aquí unas señas capaces de volver el seso á Orlando Furioso. ¿Seguiste á la dama? Iba á hacerlo cuando llegó don Rodrigo. ¿Ha salido? me preguntó.
"¡Bendito seáis vos, Señor, quedé yo diciendo, que dais la enfermedad y ponéis el remedio! ¿Quién encontrará a aquel mi señor, que no piense, según el contento de sí lleva, haber anoche bien cenado y dormido en buena cama y, aunque agora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? ¡Grandes secretos son, Señor, los que vos hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no engañará aquella buena disposición y razonable capa y sayo? ¿Y quién pensará que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día sin comer, con aquel mendrugo de pan que su criado Lázaro trujo un día y una noche en el arca de su seno, do no se le podía pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos se hacía servir de la halda del sayo?
Mostréle el pan y las tripas que en un cabo de la halda traía, a lo cual él mostró buen semblante y dijo: "Pues esperado te he a comer, y de que vi que no veniste, comí. Mas tú haces como hombre de bien en eso, que más vale pedillo por Dios que no hurtallo, y ansí
"¡Bendito seáis vos, Señor -quedé yo diciendo-, que dais la enfermedad y ponéis el remedio! ¿Quién encontrara a aquel mi señor que no piense, según el contento de sí lleva, haber anoche bien cenado y dormido en buena cama, y aun agora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? ¡Grandes secretos son, Señor, los que vos hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no engañara aquella buena disposición y razonable capa y sayo y quién pensara que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día sin comer, con aquel mendrugo de pan que su criado Lázaro trujo un día y una noche en el arca de su seno, do no se le podía pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos, se hacía servir de la halda del sayo?
Pero volviendo á vuestra aventura, «Erase una tapada... Tapada era. ...alta y garrida... ¡Sí! ...ancha de hombros, alta de seno, manto á los ojos, y halda hasta el suelo.» ¿Conocéisla? No, ¿y vos? Tampoco. ¿Pero no habéis reñido por ella? Sí. ¿No habéis vencido? Sí. ¿Y dónde la habéis dejado? Se fué sola. ¿Y no venís aquí por ella? ¡Ah! ¡no! ¿Y no habéis vislumbrado quién ella sea?
Porque quiero que sepan vuestras mercedes que las señoras de Aragón, aunque son tan principales, no son tan puntuosas y levantadas como las señoras castellanas; con más llaneza tratan con las gentes. Estando en la mitad destas pláticas, saltó Sanchica con un halda de güevos, y preguntó al paje: -Dígame, señor: ¿mi señor padre trae por ventura calzas atacadas después que es gobernador?
Palabra del Dia
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