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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Las niñas más recatadas, y hasta las más parecidas a muñecas de resorte, hacían pensar en la mujer que traían debajo de aquellos vestidos vulgares y de aquella educación falsa y desabrida. Ana, a las dos de la mañana se levantó de su silla por vez primera y consintió en dar una vuelta por el salón, en un intermedio del baile.
Después de haber desechado muchos, pensó en uno que hay en Ecija, con cuya abadesa se carteaba, porque era allí donde se hacían los célebres bizcochos de yema imitados por Juana la Larga.
La democracia, la República, todas aquellas cosas que le hacían sonreir antes, como algo pasajero y anacrónico privado de fuerza, eran mucho en el mundo y tal vez acabasen por apoderarse de su dirección. Hasta él mismo experimentaba su influencia irresistible.
Rara era la incursión de los bandoleros a la capital en que no se llevasen cautivo algún terranova, que pocos días después devolvían bien azotado y con la cabeza al rape. Con las mujeres terranovas hacían también lo mismo, y algo más.
Y en la accidentada historia de lo poco que he vivido, evocaré enternecido los gentiles surtidores que, blandos y arrulladores cual la brisa del desierto, me hacían soñar despierto con mi recuerdo querido. Es tu voz cuando cantas dulce fuente, arroyo fresco que en la selva umbría el himno de cristal de su corriente va entonando en suave melodía.
15 y los de Judá alzaron grita. Y cuando ellos alzaron grita, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá. 16 Y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos. 17 Y Abías y su pueblo hacían en ellos gran mortandad; y cayeron heridos de Israel quinientos mil hombres escogidos.
El mar se iba rizando con largas ondulaciones que hacían cabecear al bote y hubiesen representado un oleaje de tormenta para los buques de la escuadra del Sol Naciente. Los dos amantes miraban con espanto el movimiento de la enorme nave. ¡Atención, hijos míos! dijo Gillespie . Vamos á pasar la llamada barrera de los dioses, y las rompientes nos sacudirán un poco.
Otros, más valientes, ansiosos de rápida fortuna, hacían el contrabando por la frontera francesa que empezaba á desarrollar su litoral al otro lado del promontorio.
24 Estos [son] los hijos de Leví en las familias de sus padres, cabeceras de familias en su censo, contados por sus nombres, por sus cabezas, los cuales hacían obra en el ministerio de la Casa del SE
Al aparecer Alberto, temió que gritase también aquella mujercita vestida de luto que tenía á su lado. Pero era silenciosa en su dolor. Contempló la visión con unas pupilas agrandadas é inquietantes, que hacían recordar los ojos de los aficionados á la morfina. Cerraba los labios con fuerza, y por ambos lados de su boca corrían dos hilos de lágrimas.
Palabra del Dia
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