Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de junio de 2025


Durante la cena hablé de Angelina, de su belleza, de la dulzura de su carácter, de su discreción, de sus habilidades y de lo mucho que todos la queríamos en casa. Gabriela acogió los elogios muy contenta, y repitió con entusiasmo cuanto yo decía.

La comandanta y doña Lupe estaban en la sala hablando de la rifa de la maravillosa colcha que decoraba el altar. Fortunata y Severiana acompañaban a Mauricia, que se aletargaba lentamente, pues no había dormido nada la noche anterior. Doña Fuensanta, deseosa de mostrar a la señora de Jáuregui sus habilidades, la invitó a pasar a la casa inmediata.

Lowe con toda la autoridad que le confería su estatura de dos metros, al piano del comedor de los niños, donde la señora viuda de Moruzaga hacía memoria de sus habilidades de soltera acompañando con un trémolo dramático los versos franceses recitados por una de sus hijas.

No hay águila, ni ninguna otra ave de rapiña que más presto se abalance a la presa que se le ofrece, que nosotros nos abalanzamos a las ocasiones que algún interés nos señalen; y, finalmente, tenemos muchas habilidades que felice fin nos prometen; porque en la cárcel cantamos, en el potro callamos, de día trabajamos, y de noche hurtamos, o, por mejor decir, avisamos que nadie viva descuidado de mirar dónde pone su hacienda.

Y levantando la mano del puño del bastón en que la tenía apoyada, dejó ver la cabecita de marfil que ya hemos descrito. Y llorando todavía por el difunto, tocó el resorte y movió la cabecita para que bajase y subiese los párpados, abriese la boca y sacase la lengua, luciendo sus habilidades.

Unas pasajeras de Río tecleaban en el piano del salón y buscaban romanzas en los montones de partituras, ganosas de lucir sus habilidades ante las gentes que venían de Europa. Algunos jóvenes hablaban de improvisar un concierto, una fiesta íntima. El cielo se había aclarado; lucían las estrellas entre harapos de nubes en fuga; las rugosidades del Océano eran cada vez menos sensibles.

Además de la Duval, que era y sigue siendo mi dama de compañía, estaba conmigo y está aún mi mucamba, o sea mi primera doncella, mulata muy ágil, llamada Petronila, que me peina con primor y buen gusto, que cose y borda y tiene otras mil habilidades; una segunda doncella, dos fieles criados negros, y por último, la mujer que cuidaba y alimentaba a mi tesoro.

Pero el tribuno no estaba dispuesto á renunciar al regocijo que su lectura provocaría en el público; era duro para él privarse de un gran éxito de hilaridad, y empezó á dar á conocer los citados datos, confiando en sus habilidades oratorias, que le permitirían emplear después esta misma lectura como un arma contra los gobernantes.

Con tenacidad, la señora Martholl se echó en busca de algún motivo «honorable» que los sacase de apuros; pero su imaginación, práctica en habilidades diplomáticas, permanecía infecunda, no sugiriéndole sino medios evasivos y dilatorios. Finalmente, a fuerza de acumular sobre aquella idea que la acosaba, todos los recursos de su espíritu fino y despreocupado, concluyó por encontrar un subterfugio.

A ti, que todo lo penetras, ¿cómo he de intentar engañarte? Pero, francamente, mis chistes y agudezas, mis habilidades, mis talentos de sociedad, todo queda deslucido sin algo de filosofía. La filosofía se ha puesto en moda entre las señoras de los círculos aristocráticos, a quienes sirvo, pretendo y tal vez enamoro. Me falta este charol; dámele, y seré irresistible.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando