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Actualizado: 29 de junio de 2025
Y no se arruinó completamente la pobre familia para «echar de casa» á Andrés, gracias al generoso anticipo del indiano; de otro modo, hubiera vendido gustosa hasta la cama y el hogar. Los ejemplos de esta especie abundan, desgraciadamente, en la Montaña.
¡Cuándo llegaré yo a este estado de bienaventuranza, Señor! murmuraba Julián poniendo una señal en el libro . Había oído algunas veces que Dios concede lo que se le pide mentalmente en el acto de consagrar la hostia, y con muchas veras le pedía llegar al punto de que su cruz.... No, la de la pobre señorita, le fuese dulce y gustosa, como decía Kempis....
He aquí la única razón prosiguió después de algunos instantes de silencio , porque no estoy aquí tan gustosa como en el pueblo, porque aquí no puedo seguir mis devociones. Mi marido, sí, Manuel, tu padre, que no había sido soldado y que era mejor cristiano que tú, pensaba como yo.
Habia mucha caza regalada, Perdices, pavas, aves muy sabrosas, Venados, avestruces, que salada Su carne es buena y sana, muy gustosa; Y dulces frutas, que hay una apropiada A guinda, yaracaes olorosas, Guembes, ivaviraes en gran suma, A rodo los pescados, como espuma.
Ya me dan anseo las cuestas arriba con solo mirarlas, y la mano que ayer venteaba gustosa el apero o el hacha con que yo me entretenía en la tierra de labor o en la espesura del monte, hoy me pide el paluco del tullido, como el puntal de sostén el jastial resquebrajado; y lo que es peor que todo ello, que el ánimo va cantando al son de la osamenta que se descuajaringa y no puede ya con el pellejo.
Deme usted su breviario, hermanita propuso Pomerantzev a la monja . La reemplazaré a usted un rato. La monja, que, en plena juventud, se pasaba la vida leyendo oraciones a la cabecera de los muertos, aceptó muy gustosa la proposición y se retiró a un ángulo del cuarto. Había tomado a Pomerantzev por un miembro del personal de la clínica o por un pariente del difunto.
Egoísta hasta la brutalidad, era derrochador para sus placeres y tacaño feroz cuando se trataba de las necesidades de los demás. Encontró ridículos los gustos aristocráticos de su esposa, y los suprimió despóticamente. Vendió el carruaje y los caballos, y doña Manuela, que tan exigente se mostraba en materia de ostentación con su primer esposo, acató servil y gustosa las órdenes del segundo.
Aquella melancolía atacaba a la Tribuna desde que no alimentaba su viva imaginación con espectáculos políticos y desde que al bullicio de la Unión del Norte sucedió la habitual y uniforme vida obrera de antes, sin asomo de conspiración ni de otros romancescos incidentes. Por distraerse, habló más con Ana de amoríos y menos de política. Ana se prestaba gustosa a semejantes coloquios.
Los duques le dejaron sosegar, y se fueron, pesarosos del mal suceso de la burla; que no creyeron que tan pesada y costosa le saliera a don Quijote aquella aventura, que le costó cinco días de encerramiento y de cama, donde le sucedió otra aventura más gustosa que la pasada, la cual no quiere su historiador contar ahora, por acudir a Sancho Panza, que andaba muy solícito y muy gracioso en su gobierno.
En vano yo replicaba a mi conciencia, recordándole la decrepitud del Mandarín y su gota incurable. Fecunda en argumentos, gustosa de controversia, ella me refutaba con furor: Aun cuando en su más pequeña actividad, la vida es un bien supremo; ¡porque el encanto de ella reside en su principio mismo y no en sus manifestaciones! Yo me revolvía contra este pedantismo retórico de rígido pedagogo.
Palabra del Dia
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