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Actualizado: 18 de octubre de 2025
Sois en realidad una gatita muy bribona dijo Silas, cuya fisonomía respiraba la felicidad tranquila de la vejez, coronada por el amor ; pero vais a quedar en una gran deuda con Aarón. ¡Oh, no, absolutamente! dijo Eppie, riendo y loqueando ; eso le va a gustar mucho. Vamos, vamos, dejadme llevar vuestro libro de oraciones, pues lo vais a dejar caer, saltando de ese modo.
Llévale de mi parte dos botellas de Champagne de buena marca, para que acompañe con ellas el guisado, que le harás hoy, del conejo. ¿Pero está loca, señora? ¿Sabe lo que cuestan dos botellas de Champaña? Nos empeñaríamos para tres meses. Siempre ha de ser usted lo mismo. Por gustar tanto del quedar bien, se ve ahora tan pobre.
Si me fuera dable, yo pediría: Que ese día me sea devuelto, que vuelva a comenzar con todos sus encantos, con todas sus ilusiones; que me sea permitido vivirlo como la primera vez, sin que nada distraiga mi pensamiento, gustar sus placeres con la misma confianza, con el mismo abandono, agotar sus delicias; ¡y después que la nada comience su obra!
Se ha sostenido con frecuencia que el actor vive para lo presente, y sólo en él influye, y que no ha de esperar premio alguno de la posteridad: hasta sus grandes triunfos desaparecen, como si nunca existieran, para los que nacen después, y que su sepulcro, así como encierra su cuerpo, así también guarda avaro el recuerdo de las horas de placer y de entusiasmo que hizo gustar á sus admirados auditores.
Y fue que, en saliendo al camino real, se puso en busca del Toboso, y otro día llegó a la venta donde le había sucedido la desgracia de la manta; y no la hubo bien visto, cuando le pareció que otra vez andaba en los aires, y no quiso entrar dentro, aunque llegó a hora que lo pudiera y debiera hacer, por ser la del comer y llevar en deseo de gustar algo caliente; que había grandes días que todo era fiambre.
Había sido cura de tropa, y a las monjas no les acababa de gustar la marcial diligencia de su capellán. Más tarde celebraba don Hildebrando, cura francés de los de babero, el cual era lo contrario que Pintado, pues estiraba la misa hasta lo increíble.
A Lucifer soberbio, jactancioso, Que á la mañana fresca relucía, Al infierno en tinieblas temeroso, Condenado en perpetuo Dios le envía. Aquel rico avariento codicioso, Allá desea gustar del agua fria: El poderoso Rey fué convertido En bestia, y heno y yerbas ha pacido. A la bendita Virgen soberana, Espejo de humildad y de pureza La vemos por la fé como mañana, Y aurora, coronada de belleza.
Palabra del Dia
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