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Actualizado: 16 de junio de 2025


Pero éstas no volvían tan rápidamente como era de desear, dado que los cogollos y gusanos de tacuara son tardos fortificantes. Y durante veinte horas la lluvia transformó al Paraná en aceite blanco, y al Paranaí en furiosa avenida. Todo imposible. Podeley se incorporó de pronto chorreando agua, apoyándose en el revólver para levantarse, y apuntó. Volaba de fiebre. ¡Pasá, añá!...

Tambien hay otras cañas muy mayores, (Del grueso son de un roble bien crecido) En que se crian gusanos, y mejores. De los unos y de otros he comido: En muy poco defieren sus sabores. Estando el uno y otro derretido, Manteca fresca

Se hace mucho uso de esta planta para pescar en los estanques, donde tan luego como se arroja, da la muerte á todos los pescados, sin que la carne de estos llegue con tal motivo á ser dañosa: suelen llevar tambien al interior este vegetal, para emplearlo, ya en la pesca, ya en la destruccion de los gusanos, que atacan á las bestias valiéndose de las heridas que les dejan los sanguinarios murciélagos.

Las puertas estaban en dos piezas horizontales: la hoja inferior quedaba cerrada como una barrera, y la superior, al abrirse, era la única ventana que daba á la casa luz y aire. Las incesantes lluvias habían podrido aquellas habitaciones, reblandeciendo la madera, deshilachando sus fibras como si toda ella fuese á convertirse en gusanos.

«Pues vamos a cuentas. ¿Usted quiere que establezcamos la posibilidad, esta es la cosa, la posibilidad de casarse con un Rubín?». señor respondió Fortunata con cierto miedo, espantada aún por aquello de los gusanos.

Mientras tanto, la putrefacción se va aumentando: ya se ve pulular una grande muchedumbre de gusanos que van comiendo la carne del vientre, de la cara y de todo el cuerpo: ya se concluyó la comida: ya los gusanos mueren de hambre, dejando allí unos huesos negruzcos y descarnados, que con el tiempo se calcinarán y convertirán en polvo.

Echó las manos cruzadas a la espalda, y se puso a medir la pobre estancia a grandes pasos, haciendo crujir la madera vieja del piso, de castaño comido por los gusanos. En la alcoba contigua, sin puerta, separada de la sala por una cortina sucia de percal encarnado, se oían los quejidos frecuentes y la respiración fatigosa del enfermo.

¿Creéis que el mal, si le hay...? ¿Si le hay? Desde que murió el rey don Felipe, que aun antes de que le royesen el cuerpo los gusanos, se sintió roido por el dolor de dejar la monarquía más poderosa del mundo á un príncipe incapaz, no han pasado por España más que desdichas; la hacienda real, desde que vos subísteis á secretario de Estado, empezó á dar tales traspiés, que dejó muy pronto de ser hacienda; exhausta por los gastos más exorbitantes, escandalizado el reino de tanto desbarajuste, de tal despilfarro, empezó á murmurar, como quien conocía que de su cuero habían de salir las correas; vos, para acallar al reino, os ayudásteis de clérigos para que volviesen á vuestro provecho el púlpito y el confesonario; no era bastante la mentira en nombre del rey: se mintió en nombre de Dios, se pasó de la deslealtad al sacrilegio.

Formaban nido en la cabeza y bajo los brazos. ¡Miseria de la vida! Dijeron que se le había abierto la madre de los gusanos, la gusanera, como cuentan de un rey de las Españas. ¿Dónde ha muerto? Quiero ver su alcoba. Allí estará su sombra, esperándome.... Mis brazos de carne no podrán estrecharla... Pero las almas se abrazan, porque también son de sombra, y los vivos oyen a los muertos.

Y mido la noche, y estoy harto de devaneos hasta el alba. 5 Mi carne está vestida de gusanos, y de terrones de polvo; mi piel hendida y abominable. 6 Mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza. 9 La nube se acaba, y se va; así el que desciende al sepulcro, que nunca más subirá; 10 no tornará más a su casa, ni su lugar le conocerá más.

Palabra del Dia

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