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Actualizado: 20 de junio de 2025
Hubo un corto silencio y volviendo a su labor de ir colocando con arte las flores en los jarrones, habló Camila de este modo: Sin duda cree usted, señor Delaberge, que es demasiado absoluto mi aislamiento... ¡Dios mío, también yo, algunas veces, lo creo así!... Y me pregunto si no haría mucho mejor modificando un poco mi existencia, aunque es ésta una pendiente hacia la cual no me agrada guiar mis ensueños... Y no obstante...
Arcale, que sabía que el muchacho era listo y de genio vivo, le utilizó para recadista en el coche de Francia, y cuando aprendió a guiar, de recadista le ascendieron a cochero interino y al cabo de un año le pasaron a cochero en propiedad. Martín, a los diez y seis años, ganaba su vida y estaba en sus glorias.
A vuestra generación toca impedirlo; a la juventud que se levanta, sangre y músculo y nervio del porvenir. Quiero considerarla personificada en vosotros. Os hablo ahora figurándome que sois los destinados a guiar a los demás en los combates por la causa del espíritu. La perseverancia de vuestro esfuerzo debe identificarse en vuestra intimidad con la certeza del triunfo.
Y, antes que ella respondiese, dijo el licenciado: ¿Hacia qué reino quiere guiar la vuestra señoría? ¿Es, por ventura, hacia el de Micomicón?; que sí debe de ser, o yo sé poco de reinos. Ella, que estaba bien en todo, entendió que había de responder que sí; y así, dijo: -Sí, señor, hacia ese reino es mi camino.
Esta pésima costumbre, que ya estaba casi desterrada, vuelve a renacer ahora en forma alarmante. ¿Qué móvil puede guiar a la mujer que se pinta? ¿Engañarse a sí misma? Esto es pueril, pues dentro de nuestra propia conciencia sabemos que la belleza pintada suponiendo que esta pintura lo sea es una belleza pegadiza, falsa, histriónica.
Las solteronas voluntarias se reclutan evidentemente entre las que se han dejado guiar en la elección de su existencia por motivos de abnegación, o un sentimiento de pureza virginal, o el recuerdo de una afección muerta, o el amor de la independencia, o ese vago esceptismo que se apodera de tantas jóvenes, o por el temor de las responsabilidades, espantosas en efecto para quien reflexiona.
¿Qué tal, Miguel? le preguntó muy complacido de aquella admiración. ¿Quién lo entiende mejor, Pedro el cochero o yo? ¡Tú! contestó el chico con entusiasmo. Pues aún no has visto nada... Guiar con un caballo lo hace cualquiera. Mañana pondremos los dos, el Centauro y el Veloz, a la tendée, y verás cómo me las sé arreglar. Desde la Casa de Campo vinieron a dar una vueltecita al Prado.
Y de estas cosas me sucedieron muchas mientras perseveré en el oficio de poeta y no salí del mal estado. Yo, si va a decir verdad, aunque los compañeros me querían guiar a otras compañías, como no aspiraba a semejantes oficios y el andar en ellos era por necesidad, ya que me veía con dineros y bien puesto, no traté de más que de holgarme.
Los faroles y candilejas que las hermandades solían poner en retablos y cruces que tanto abundaban, era el único alumbrado que podía guiar al transeúnte en aquellas tinieblas, por las que se resistían á penetrar en no pocos barrios las rondas y las patrullas que de tiempo en tiempo tenían obligación de recorrer sus demarcaciones.
Sus ojos, no obstante, se entreabrían de vez en cuando para mirarle, y dejaban escapar una llamarada burlona y maliciosa. A las nueve llegaron a Palencia. Se hicieron guiar a una posada modesta. Antes de retirarse cada cual a su habitación, el P. Gil quiso prevenir todo lo necesario para emprender el viaje a Astudillo al día siguiente.
Palabra del Dia
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