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Actualizado: 28 de septiembre de 2025


Zeloso suele ser y recatado El indio con la india que es su amada, Y quiera que va la lleva al lado En tanto que no ve que está preñada: Despues suele decir; ya está ocupado El vientre, y ocupada la posada, Si mi muger no hubiere de guardarse Mi obra ya no puede despintarse.

Cogieron á la mayor parte divididos por sus alojamientos, en sus lechos, y en sumo descanso; porque entre los que tenian por amigos les parecia inútil el cuidado de guardarse. Entró esta caballería por algunos casales, pasando por el rigor de la espada todos los Aragoneses y Catalanes que toparon.

La tendencia á la unidad nace de la perfeccion de nuestro espíritu, y es en misma una perfeccion: pero es necesario guardarse de extraviarla, buscando una unidad real, donde solo podemos encontrarla facticia. De esta exageracion dimana un error funesto, el error de nuestra época, el panteismo.

-No es menester -respondió el duque- que vuesa merced se ponga en trabajo de buscar al rústico de quien esta buena dueña se queja, ni es menester tampoco que vuesa merced me pida a licencia para desafiarle; que yo le doy por desafiado, y tomo a mi cargo de hacerle saber este desafío, y que le acete, y venga a responder por a este mi castillo, donde a entrambos daré campo seguro, guardando todas las condiciones que en tales actos suelen y deben guardarse, guardando igualmente su justicia a cada uno, como están obligados a guardarla todos aquellos príncipes que dan campo franco a los que se combaten en los términos de sus señoríos.

Yo no tuve esperanzas que darle, ni tesoros que ofrecerle, porque las mías las tengo entregadas a Dulcinea, y los tesoros de los caballeros andantes son, como los de los duendes, aparentes y falsos, y sólo puedo darle estos acuerdos que della tengo, sin perjuicio, pero, de los que tengo de Dulcinea, a quien agravias con la remisión que tienes en azotarte y en castigar esas carnes, que vea yo comidas de lobos, que quieren guardarse antes para los gusanos que para el remedio de aquella pobre señora.

Digo que dicen que dejó el autor escrito que los había comparado en la amistad a la que tuvieron Niso y Euríalo, y Pílades y Orestes; y si esto es así, se podía echar de ver, para universal admiración, cuán firme debió ser la amistad destos dos pacíficos animales, y para confusión de los hombres, que tan mal saben guardarse amistad los unos a los otros.

Así como en Dios no puede haber pasado ni futuro, no puede haber ni mas acá ni mas allá; la permanencia excluye toda medida de sucesion, la inmensidad excluye toda medida de extension; no ha sido, no será, es; no está aquí, no está allá, no está mas allá de ningun límite: es absolutamente, todas las expresiones que le refieren á algun término, que le fijan en algun lugar, son impropias é indecentes. ¿Dónde está pues? él es; y es de tal modo, que es preciso guardarse de preguntar dónde; lo que no es sino á medias, con límites, es de tal modo una cierta cosa, que no es sino esta misma cosa; pero Dios no es precisamente una cosa singular y restringida, es todo, es el ser, ó para decirlo mejor, diciéndolo mas sencillamente: él es; cuantas menos palabras se dicen de él, mas cosas se expresan: es; guardaos de añadir nada

Dragut, harto embarazado con la hostilidad insistente de los berberiscos, tan luego supo el nublado que de la otra parte se preparaba, despachó persona de su confianza con cartas y regalos capaces de dar á entender la urgencia de socorro si había de guardarse Trípoli; y tan bien la explicó el enviado, que mientras con parsimonia seguían en Sicilia los embarcos, llegaba desde Constantinopla un refuerzo de 2.000 turcos á la guarnición de la ciudad amenazada, cuyas fortificaciones se aumentaron lo mismo que las provisiones de boca y guerra.

Cada vez que la mejicana su atrevía á imitar las fiestas, los carruajes ó los vestidos de la princesa, ésta lamentaba que París no estuviese en Rusia, para llamar al general de la Policía y recordarle el respeto que debe guardarse á las castas superiores.

Tengo que hablar contigo, pero mu largo, ¡mu largo! dijo Rafael. Allí en la plaza no podía ser; en la casa de huéspedes tampoco, pues lo que el aperador quería decirle era para guardarse en secreto. Está bien dijo Fermín bromeando, al adivinar que se trataba de penas de enamorado.

Palabra del Dia

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