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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
Ya lo veo... repuso lord Gray, rematando una botella. El mundo se me cayó encima. Se apagó el sol... ¿No lo ve usted, hombre; no advierte las horribles tinieblas que nos rodean?
Si no hay nada que resista a ese jociquito rubio; y como vucencia siga aquí, nos vamos a quedar sin donceyas. Poenco dijo lord Gray déjame en paz con tus doncellas, y lárgate de aquí, si no quieres que te rompa una botella en la cara. Pues najencia, me voy. No se enfade mi niño. Yo soy hombre discreto.
La pobre Asunción es una tonta. Su fondo es bueno, pero con la santidad, con el encierro y con lord Gray se le ha convertido la imaginación en un hervidero. Nos queremos mucho.
La maligna Amaranta reíase a hurtadillas de mi embarazo, y más atizaba con sus artificiosas palabras la inclinación y repentino afecto del inglés hacia mi persona. Hoy dijo lord Gray hay en Cádiz gran cuestión entre españoles e ingleses. No sabía nada exclamó Amaranta . ¿En esto ha venido a parar la alianza? No será nada, señora.
El calesero, que era muy pillo, hizo gestos significativos para indicar que lord Gray había abusado del Montilla; pero a mí me constaba que no lo había probado aquel día. Quiero nadar dijo lacónicamente lord Gray, haciendo ademán de desnudarse.
La gente de esta casa se marcha por el escotillón, y esto parece escenario de un teatro... Y creímos que había sido robada por lord Gray. La pícara se marchó sola...
Exhalaba hondos suspiros, miraba al cielo como implorando misericordia, reflexionaba después con la barba apoyada en la mano, y al fin volvía a sus anteriores inquietudes. Es que le espera dije para mí . Lord Gray no ha venido. Inés entró de repente en las habitaciones y salió al poco rato con un largo mantón negro sobre la cabeza.
Esto se llama generosidad; no es el primer caso que se encuentra en mi vida. En celebración de paz, acabemos esta botella. Al frenesí que antes había yo sentido sucedió un entorpecimiento y oscuridad tal de mis facultades intelectuales, que no supe qué responder a lord Gray, ni realmente le respondí nada.
Lord Gray también fue al Condado, y se contaban de él maravillas; pero a su regreso desapareció su persona de todos los sitios públicos, y aun hubo quien le creyese muerto. Fui a su casa y el criado me dijo: Milord está vivo y sano, aunque no del juicio. Estuvo encerrado quince días sin querer ver a nadie.
El juego, antes frío y mal sostenido por personas sin entusiasmo, se animó con la presencia de Amaranta, que fue a poner su dinero en la balanza de la suerte. Para que todo marchase a pedir de boca, llegó en aquel crítico punto lord Gray, de quien dije había desaparecido al comienzo de la tertulia.
Palabra del Dia
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