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Actualizado: 13 de junio de 2025
Gomez Bravo, lo esclarecieron manifestando el error en que los mencionados historiadores y el vulgo habian incurrido, y haciendo ver que el personage sepultado en la antigua capilla mayor no era otro que el duque de Medinasidonia D. Enrique de Castilla, hijo natural del rey D. Enrique II, y cuya madre, por el grande amor que le tenia, no quiso apartarse de su cuerpo aun despues de muerto.
Cambiaban unos con otros, por encima de las butacas, bromas y frases, más que obscenas, asquerosas. Gracias a que no había señoras. Al fin aparecieron en el escenario cuatro señores, don Rosendo Belinchón, Alvaro Peña, don Feliciano Gómez y don Rudesindo Cepeda, propietario y fabricante de sidra espumosa. Los cuatro se despojaron de los sombreros al pisar el palco escénico.
La niña de Gómez Arias, más antigua, obra indudable de Luis Vélez de Guevara, puesto que dice al fin: Y aquí os presenta Luis Vélez, En esta humilde comedia, La niña de Gómez Arias Por historia verdadera,
Reprodúcese la lección lo mismo que ya la conocemos; el maestro aconseja a su neófito que no se mueva, que salte nada atrás y así sucesivamente; Gómez se despide de su profesor, después de haber comprado un par de espadas de combate y la manopla. EUSTAQUIO. Será muy extraño que mañana por la mañana se hagan daño alguno.
Llegó una ocasión en que se encontraron solos, pues los de 35 adelante habían caminado más aprisa que los de atrás. Tenían a sus pies un barranco. Al instante comprendió Gómez de Aguilar que se le presentaba una ocasión favorable para salvarse. Tiró al caudillo árabe al barranco, le sujetó y amordazó. Le quitó sus armas y le obligó a esconderse 40 con él.
A la legua será, porque, lo que es de cerca ni pizca manifestó Manuel Antonio. Y María Josefa y Emilita Mateo y Paco Gómez confirmaron con su risa la especie. Amalia insistió.
¿Al de los caballos negros? Precisamente. ¡El más hermoso tronco de París! Don Diego Gómez de Villanera es el último vástago de una ilustre familia napolitana transplantada a España durante el reinado de Carlos V. Su fortuna es la más grande de toda la península; si cultivase sus tierras y explotase sus minas, sus rentas no bajarían de dos o tres millones.
¡Sí, hombre!, te acompañará Juancito... y llevará el «tostado» ¡que es de «anca»!... por si hay que traer a la «Pampita». Te ha dado fuerte con la «Pampita»... ¡Más fuerte te ha dado a ti! ¿Y qué camino debemos tomar, Baldomero, para evitar un nuevo encuentro con Anastasio? Juancito le dirá, don Ricardo; pueden pasar por el campo de los Gómez, ¿sabe don Melchor? que no es una vuelta grande.
»En mi tierra no hay más que dos hombres: Gómez y Maceo, y una bandera: yo. »A ellos los tienen como visionarios y a mí me consideran loco. Nos han dejado solos.
Un Diego Gomez, hombre marinero, Con su pretension mala le traía Al pobre de D. Diego al retortero; El Cabildo en aquesto le elegia, En el lugar que estaba de primero, Zurita, que á los Charcas habia ido: Pues veis Gobernador D. Diego alzado, Y el propio del gobierno despojado.
Palabra del Dia
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