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Actualizado: 2 de junio de 2025


El Orlando innamorato, de Boyardo, era conocido en España hacía ya tiempo por dos traducciones en castellano. La más antigua, en prosa, lleva el título de Espejo de caballerías, Sevilla, 1535, 1536; la segunda es de Francisco Garrido de Villena: Alcalá, 1577, y Toledo, 1581.

A algunos mataron en el Colegio Imperial de Madrid contestó el lego. El hermano Garrido era modesto, y se calló la revelación, no haciéndola pública hasta después que llegó aquí la noticia de los asesinatos.... Era muy humilde el hermano Garrido. Por esto será algún día un santo más de nuestra Orden. Había terminado la visita á la casa de San Ignacio.

Y cuando le dije terminantemente lo que pensaba decirle, se incorporó con la agilidad de un muchacho, me miró con unos ojos en que se pintaba la exaltación de su espíritu resucitado, y exclamó: ¡, Marcelo!... Nada menos que ... ¡el hijo de mi hermano Juan Antonio!... ¡Un Ruiz de Bejos de pura casta, sano y garrido como un trinquete!... Pero ¿lo has pensado... lo has medido bien, hijo mío? ¿No hay en tu arranque algo... vamos, algo de caridá que te ciegue? ¿Sabes bien todo lo que pesa esa carga en un hombre de tu ropaje? ¿Será posible que Dios misericordioso lo haya sido conmigo también en esto que le he pedido tan de veras?

La misma Laura, que pudiera ver en él tristes analogías, no fijaba la atención. Pocas veces se la vió tan risueña y despegada de malos pensamientos. Con la boca entreabierta, los ojos brillantes y el vaivén incitante de su cuerpo garrido, parecía otra Laura evocada y traída de los abismos del tiempo por aquel ritmo primitivo. ¡Ay, que su amigo l'espera ¡Ay, que su amigo l'aguarda!

En aquel mismo cuarto, estando en éxtasis el hermano Garrido, se le había presentado la Virgen anunciándole con veintidós meses de anticipación, el asalto de los conventos y la degollación de los frailes, en los primeros años del reinado de Isabel II. Entonces dijo Aresti los padres de la Compañía, avisados con tiempo no serían víctimas de las turbas.

Ya esperaba yo continuó el lego que un señor como usted conocería al hermano Garrido. Los padres de Roma piensan canonizarlo apenas pase el tiempo preciso. Y hablaba con entusiasmo de este hermano, como si fuese una celebridad universal, bastando citar su nombre para que todos repitiesen sus glorias.

Comandante Ramiro Cuesta. Coronel Julián Betancourt. General Jacinto Hernández. Director General de Comunicaciones. Telegrafista Antonio Santamarina. Telegrafista José Betancourt. Telegrafista Miguel Linares. Telegrafista Ramón Linares. Telegrafista Eliseo Garrido. Veteranos General Emilio Núñez. Coronel Manuel Aranda. General Manuel Alfonso. Capitán Ed. Estrada. Guardia Local de la Habana

En esta habitación dijo el lego nació nuestro santo fundador. Aquí tuvo también el hermano Garrido su revelación portentosa. Usted habrá oído hablar de ella.... Pero viendo que el señor permanecía impasible, dijo con cierta impaciencia: Pero usted que sabrá quién era el hermano Garrido. ¡Oh! mucho dijo Aresti, que oía por primera vez este nombre.

Como si hubiese tenido una venda sobre los ojos y repentinamente se le hubiese caído, todas las cualidades de Soledad se le aparecieron con maravilloso relieve. Unas veces alababa su cuerpo garrido, otras su destreza en el baile; ahora se fijaba en sus pies torneados, después en su cabellera de ébano. Y con sus partes morales acaecía otro tanto.

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