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Actualizado: 20 de octubre de 2025


Ya hemos hablado de la presentación en sociedad, del amor y su apariencia, del cariño, del espíritu nuevo que forma un largo convivir, del matrimonio, del «gancho», del «» y del «no» de las niñas, de las «planchadoras», de la moda y el diablo.

Vamos, que le caíste en gracia y te estaba esperando. No quería el Delfín ser muy explícito, y contaba a grandes rasgos, suavizando asperezas y pasando como sobre ascuas por los pasajes de peligro. Pero Jacinta tenía un arte instintivo para el manejo del gancho, y sacaba siempre algo de lo que quería saber.

¿La calle del Humilladero? dijo el trapero, incorporándose y haciendo con el gancho ciertos movimientos semejantes á los que hace con su varilla un director de orquesta. Esa calle está ... Voy á darle á usted una receta para que la encuentre en seguida. Pues eche usted á andar ... y vaya mirando con atención los letreros de todas las calles. ¿Sabe usted leer? , señor dijo Clara.

La chalupa de vapor se detuvo al pie de la escalera del muelle y un sargento de infantería de marina tiró con un gancho de la embarcación para facilitar el desembarque del pasajero.

La muchacha cantaba a media voz, sin duda por temor de interrumpir con su canto el sueño de los vecinos, y revolvía los montones de despojos con su gancho, buscando trapos que, cuando encontraba, arrojaba en la cesta. Al acercarme, el perro gruñó y adelantó hacia de una manera amenazadora. La muchacha entonces me miró y seguidamente llamó a su perro.

Este entrometimiento tiene también un calificativo popular: «hacer el gancho» o «servir de gancho» para que una pareja determinada concierte su unión. Por regla general es más frecuente la tendencia casamentera entre las señoras que entre los hombres. Este género de intervenciones se aviene mejor con el espíritu de la mujer.

Su cara larguísima como si por máquina se la estiraran todos los días, oprimiéndole los carrillos, era de lo más desapacible y feo que puede imaginarse, con los ojos reventones, espantados, sin brillo ni expresión, ojos que parecían ciegos sin serlo; la nariz de gancho, desairada; a gran distancia de la nariz, la boca, de labios delgadísimos, y, por fin, el maxilar largo y huesudo.

Pero se irguió sobre sus piernas, vació en el bolsillo las monedas que tenía en la mano, se retiró un poco, como los carnívoros cuando van á dar el salto, y se abalanzó hacia su tía. Antes que ésta pudiera defenderse, los diez dedos puntiagudos y como acerados de su contraria estaban sobre su cara, pegados cual si tuvieran un gancho en cada falange.

Las mujeres asoman rarísima vez la cara al balcon ó la ventana, sea por recato de raza ó tradicion, sea por motivos de secta religiosa, ó acaso por gazmoñería huraña; pero como no por vivir encerradas y evitar las miradas indiscretas del que pasa por la calle dejan de ser mujeres, y por lo mismo curiosas, han inventado desde tiempos antiguos el consabido espejo, adherido a la ventana en el exterior, sobre un gancho que permite darle la situacion é inclinacion que se quiera.

En una noche de luna el aspecto de la trapera es imponente: alargar el gancho, hacerlo guadaña, y al verla entrar y salir en los portales alternativamente, parece que viene a llamar a todas las puertas, precursora de la parca.

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