Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de julio de 2025
El resultado de la información hecha por este distinguido General, fué disponer un aumento considerable en la consignación que para los gastos de esta isla se incluía en el presupuesto, y venir en conocimiento de que «el sistema de pasividad que se venía observando en Mindanao era el menos á propósito para adelantar en la importante empresa de su gradual ocupación y dominio; que lejos de eso, no haciendo nada en el terreno material, entendía que se había perdido y se siguió perdiendo su autoridad moral, lo que merced al sistema de contemporización ganaban en confianza de su propia fuerza y poder las razas no sometidas, y era de parecer que se debía iniciar un período de actividad sin comprometerse en grandes y costosas operaciones».
El pueblo de San Javier mantenía en aquel lado una estanzuela, y por las invasiones de estos indios les fue preciso abandonarla; pues, aunque no acometían a las casas, buscaban ocasión de encontrar algún indio solo para acometerle, y no se podían perseguir, porque ganaban el monte, del que jamás se apartaban mucho.
No paré hasta la China, donde llegué con un intérprete que me dixo que era el pais donde se podia vivir alegre y libre: los Tártaros que le habian invadido todo lo ponian á sangre y fuego, miéntras que los reverendos padres jesuitas por una parte, y los reverendos padres domínicos por otra, decian que ganaban almas para el cielo, sin que nadie lo advirtiese.
El dia siguiente la confusa multitud del consejo general que constaba de todos los que ganaban sueldo, junta en el campo, espero al infante. Vino acompañado de los de su casa, y de muchos capitanes, entregó las cartas á un secretario, y mandó que en público se leyesen.
Las esperanzas se desvanecían, las sospechas se confirmaban las más de las veces, y el número de los que ganaban en aquel agonioso juego de la suerte era bien pequeño, comparado con el de los que perdían. Los cadáveres que aparecieron en la costa de Santa María sacaban de dudas a muchas familias, y otras esperaban aún encontrar entre los prisioneros conducidos a Gibraltar a la persona amada.
Para esto, lo más sencillo era obligar al Hombre-Montaña á que viviese lo mismo que los hombres esclavos, que ganaban su subsistencia trabajando como máquinas de fuerza. Ese gigante puede emplear sus brazos en las obras de ampliación de nuestro puerto.
La razon era sencilla. Antes, arreglándose libremente con los particulares y haciéndose competencia, ganaban seis, ocho ú diez reales por dia, á muy bajo precio, porque hacian muchas comisiones ó servicios. Pero con la tarifa alta, el público dejó de ocuparlos, y el precio triple ó cuádruplo de muy raras comisiones no les compensaba las pérdidas en el número de operaciones.
Rafael admiraba su probidad. Un hombre y dos zagales viviendo en esta miseria, custodiaban rebaños que valían muchos miles de duros. En la dehesa del cortijo de Matanzuela, los pastores no ganaban entre todos más de dos pesetas, y tenían confiados a su cuidado ochocientas vacas y cien bueyes, un verdadero tesoro de carne que podía extinguirse, morir, al menor descuido.
Y apostaría a que lo he visto este invierno en casa. ¡Dios mío! ¿será uno de los treinta y cuatro? Volveremos a empezar otra vez. Ese mismo día, a las siete y media, Juan fue a buscar al cura al presbiterio, y los dos tomaron el camino del castillo. Hacía un mes que un verdadero ejército de obreros se había apoderado de Longueval; las fondas y tabernas del lugar, ganaban una fortuna.
Muchos padres enviaron sus hijos á la mina. Al principio ganaban corto jornal: pronto subió éste y en las casas de aquellos pobres labriegos entró un chorro no despreciable de dinero. Con esto la alegría de los paisanos fué grande. Sin embargo, no poco se amortiguó al ver que con el oficio los mineros enseñaron á los zagales sus vicios.
Palabra del Dia
Otros Mirando