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Actualizado: 26 de noviembre de 2025
El señor me estaba informando de unas parientes que tengo en Galicia respondió la condesita rápidamente. Le agradecí el disimulo, en el cual me pareció más maestra de lo que yo había imaginado, y me levanté para sufrir un rato el chorro de la de Anguita, que seguía cada vez con más ahínco interesándose por todo lo que me atañía.
El gallego , otra rama del romance español, fué más adecuado á dicho objeto, y más á propósito por su flexibilidad para la expresión lírica desde la llegada del conde Enrique de Borgoña, que vino á Galicia con numerosos caballeros á tomar parte en las guerras de los reyes de Castilla y de León contra los moros, introduciendo y naturalizando en ella la poesía provenzal.
Cuando cesaron, me vi precisado a venir a España, y vivir a expensas de un hermano que tenía en Galicia, ayudándole en la administración de sus rentas. Pero este hermano había fallecido, y su esposa, a quien pertenecían todos los bienes, tenía un carácter que me había hecho padecer bastante, hasta que al fin rompimos definitivamente. Quedé sin medio alguno para vivir.
REY. No es posible que no tengas Buena sangre, aunque te afligen Trabajos, y que de origen De nobles personas vengas, Como muestra tu buen modo De hablar y de proceder. Ahora bien, yo he de poner De una vez remedio en todo. Conde. CONDE. Gran señor. REY. Enrique. D. ENR. Señor. REY. Yo he de ir a Galicia, Que me importa hacer justicia. Y aquesto no se publique. CONDE. Señor...
¿Yo gallego, so z...? bramé furioso . Ni soy gallego ni he estado en mi vida en Galicia. Por segunda vez, como San Pedro, negué a mi tierra, y casi en los mismos términos. Estaba muy locuaz. Les conté todos los chascarrillos que sabía y les recité una tirada de versos de mi cosecha. La ex novia del Saleri me preguntó si era escribano. Escritor querrás decir, prenda. Bueno, es igual.
Fueron tantos sus muertos, que cuando estaban ya apiladas sus cabezas en el campo de batalla, no podia un ginete ver á su compañero.» Nuestros historiadores no hacen mencion de esta derrota; al contrario, pintan bajo el reinado de D. Alfonso el Casto muy crudamente escarmentados á los capitanes de Abde-r-rahman II en los acontecimientos de Galicia.
Uno era de Tenerife y los restantes procedían de Andalucía y Galicia. Se habían introducido ocultamente en varios buques, que los echaron en tierra al llegar a Canarias. ¡Y a buscar de nuevo un escondrijo en la bodega de otro barco!... Así pensaban llegar, fuese como fuese, adonde se habían propuesto.
Ella replicaba que sólo se adora a Dios y a los santos, que le bastaba ser querida, pero muy querida, y que la única ambición de su vida era ser mi mujercita, que yo la llevase a donde bien quisiera, aunque fuese a Galicia. Viendo sus ojos posarse sobre los míos anhelantes, escuchando su dulce acento enternecido, cualquiera diría que estaba profundamente enamorada de mí.
Nací en las playas de Galicia, señor, y Dios, sin duda para probarme, me dió esta funesta hermosura. ¡Vuestros padres fueron pobres!
Donde quiera que hay mezcla de razas, en Cataluña, en Andalucía y las provincias vascongadas, se ve la fuerza, la actividad, la vida; así como la debilidad y el estancamiento se manifiestan en las Castillas, Galicia y las Asturias, donde la raza se ha mantenido casi totalmente pura. En las poblaciones de la Sierra-Morena hice, en pequeño, la misma observacion.
Palabra del Dia
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