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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Servirían ustedes a la reina Flavia repliqué, y ojalá pudiese yo hacer otro tanto. Siguió una pausa y después dijo el viejo Sarto, con expresión tan cómica, que Tarlein y yo nos echamos a reír: ¿Por qué no se casaría el finado rey Rodolfo III con la bisabuela aquella de usted, Raséndil? Al grano, al grano le dije. Se trata del Rey actual. Es verdad asintió Tarlein.

Prefiero a los míos; y desde que que el tal señor desea hablarme del negocio, tengo más ganas de pedir al doctor Zurita que me su consejo. Lo verá usted, doña Zobeida. Yo me encargo de la prestación. Sonrió la vieja dama con una alegría infantil, mostrándose aún más locuaz y comunicativa. El negocio hubiese llegado a término hace tiempo si mi finado tío viviese.

Para enterrar sus difuntos tienen cementerios señalados, y la fiesta fúnebre se reduce á colocar sobre la sepultura del finado la cabeza de un pollo con un áscua encima, mientras el Pandita murmura las oraciones adecuadas.

Se decía que era un mono, y yo consentía en ello, pero en realidad lo que buenamente pienso, es que era un negro, tanto más, cuanto que siempre he sospechado que su amo ha hecho el tráfico de esta mercancía en la costa de África. Por lo demás, el finado señor Laroque, hijo, era un hombre de bien, y excelente bajo todos conceptos.

Mi finado el doctor, que tenía muchos libros, hablaba de todas estas cosas pasadas cuando le ponderaban el crecimiento de Buenos Aires. «Mi finado el doctor» era su marido, al que designaba por antonomasia con este título.

Se ve que es un buen caballero, cristiano y serio, como mi doctor. Me han buscado muchas personas de Buenos Aires para encargarse del asunto: hombres de negocios, gente que me daba miedo, y he dicho siempre que no. Mi finado les tenía horror a las «aves negras».

La Idea de la comedia de Castilla, de Josef Pellicer de Salas Tovar, impresa en el año de 1639, sólo me es conocida por su título; no así el autor, que aparece entre los que escribieron á la muerte de Lope, y, á la verdad, como celoso partidario del finado y de la forma dramática nacional.

Andrés Garín, uno de los testigos, el cual no se apartó de la casa en aquellos días; le administró el Viático con permiso del cura de la parroquia; asistió á la Extremaunción, y le ayudó á morir, formando convencimiento de haber finado santamente en el Señor por la piedad y devoción.

Por otra parte, se habían pasado ya bastantes días desde el fallecimiento del brigadier, y el tío Bernardo sólo había ido a hacerle una visita, y en ella no le habló de intereses, ni se dio por entendido del cargo que la voluntad del finado le imponía.

Desde las siete de la noche los amigos del finado entraban silenciosos en la sala y tomaban asiento sin proferir palabra. Un duelo era en buen romance una consagración de mudos. La cuadra era el cuartel general de las faldas y de las pulgas. Las amigas imitaban a los varones en no mover sus labios, lo cual, bien mirado, debía ser ruda penitencia para las hijas de Eva.

Palabra del Dia

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