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Actualizado: 2 de julio de 2025


Si el bello panorama del N.-O. que teníamos al frente, en direccion á Lucerna y el valle de Reuss, nos ofrecia constantemente motivos de embeleso, los mil graciosos objetos del camino en sus vueltas y revueltas, y las praderas, los bosques, verjeles y cortijos que lo orillan á uno y otro lado, nos produjeron mil dulces emociones, que eran con usura la recompensa de las fatigas de la marcha.

Deseaban llegar cuanto antes á la vista de la torre Eiffel, entrar victoriosos en la ciudad, para saciarse de las privaciones y fatigas de un mes de campaña. Eran adoradores de la gloria militar, consideraban la guerra necesaria para la vida, y sin embargo se lamentaban de los sufrimientos que les proporcionaba. El conde exhaló una queja de artista.

Mirad, Señor, que los neófitos tendrán horror á los trabajos y fatigas de la Misión, si perseguidos de los infieles bárbaros y afligidos de las enfermedades, no acudís presto á socorrerlos y librarlos. ¿Quién me acompañará en estos desiertos para abrirme camino y servirme de intérprete para declarar vuestra ley?

Y pués en esta ocasión se lucieron tan piadosamente sus fatigas, aunque no de todos sus hijos, si de muchos en servicio de la Iglesia Santa, no debo callar sus nombres ya que no puedo elogiar dignamente sus méritos. Contentáreme pues con referirlos sencillamente, como quien sabe que cada uno en su Nombre tiene el mayor elogio de mismo. ASISTIERON EN EL SEGUNDO Auto.

Los marineros lloraban en silencio, con una emoción tan honda que compadecía. Era extraño ver correr las lágrimas por esas caras encallecidas y percudidas por el sol, el viento y la lluvia, arrugadas por el tiempo, las fatigas y los peligros, y cuya expresión ordinaria era la indiferencia.

Pero ¿sería el enervamiento causado por sus fatigas? Ese día sentía impulsos de rebelión desconocidos en su alma. Los paseaba, sin poderlos disipar, entre aquellos muros donde había crecido; erraba, desamparado, en aquella fábrica que contenía todo su pasado, retenido por la fuerza del hábito y por el deber, buscando en todos lados sus viejos recuerdos.

Años antes se había comido los últimos restos de su fortuna. El destino que con grandes fatigas pudo conseguir de González Bravo, se lo quitó despiadadamente la revolución; no gozaba cesantía, no había sabido ahorrar. Quedose el cuitado sin más rentas que el día y la noche, y la compasión de algunos buenos amigos que le sentaban a su mesa.

Entonces se le ocurrió la idea de apresurar su curación ingiriendo una buena cantidad de yodo sin permiso del doctor. Preparó el aparato, lo aproximó a su cama y bebió ávidamente el vapor violáceo, con alegría; no experimentaba disgusto ni fatigas; aquello era la vida que entraba a borbotones en su cuerpo.

Acaso hay otros muchos príncipes mas desgraciados. Yo á la verdad no he perdido mas que cien carneros, y voy á descansar de mis fatigas en brazos de Cunegunda. Razon tenia Panglós, amado Martin, todo está bien. Sea enhorabuena, dixo Martin.

¡No hables tanto, Magdalena: te fatigas demasiado! dijo con acento de ternura el doctor, único de los presentes a quien su amor había dado fuerzas para conservar la serenidad.

Palabra del Dia

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