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Los síntomas del tercer órden constituyen el grado mas avanzado de la accion del oro: la melancolía se eleva hasta el desaliento y el disgusto de la vida; el moral se resiente de la debilitacion de la voluntad, y la tristeza y la morosidad son interrumpidas por raptos de mal humor y de cólera impotente; los trabajos intelectuales fatigan y aniquilan.

Mucha Memoria, mucho Registro Oficial, pero a condición de no encontrarse nunca cuando se pedían; y en la mesa de lectura, todos los diarios porteños, vacíos y estériles como sábanas de monja, luciendo el artículo editorial al frente, extenso riel de plomo en que, para valerme de una figura bíblica, se fatigan los caballos de la imaginación.

Son tambien propias de la esfera de accion de arsénico las causas que, aunque con lentitud, aceleran el movimiento de descomposicion, que fatigan las vísceras, ya por irritaciones nerviosas y sanguíneas, ya por una alimentacion muy animalizada, así como las que aumentan la actividad venosa, principalmente en el vientre.

Esa sección del camino es tal vez la más cómoda; salvo unas cuantas pendientes sumamente inclinadas y que fatigan en extremo por la penosa posición que hay que conservar sobre la mula; la mayor parte de la ruta está bien conservada.

De tal modo que Timoteo bajó los peldaños tambaleándose de gozo, no sin besar antes las manos de aquella adorable señora, derramando sobre ellas un raudal de lágrimas y saliva. Los dioses no se fatigan jamás cuando quieren hacer a un mortal feliz o desgraciado. Aún le tenían reservado a nuestro artista un nuevo triunfo que saboreó al llegar a su casa.

Y la corbeta inglesa se aproximaba siempre... Zeli se aproximó a Kernok. Capitán, la corbeta nos toma la delantera. ¡Bien lo veo, viejo tonto! nuestros remos no hacen nada y fatigan inútilmente a los hombres; hazlos retirar, cargar los cañones con dos balas, colocar los garfios de abordaje, los pedreros en las gavias.

El agradable Abu-el-Casín inclinó su frente y le respondió sonriéndose: Descuidad en cuanto a ese punto, Príncipe de los creyentes, pues en tanto que a estos buenos amigos los dirijo hacia la Alcazaba, empinados por ahora en sus dos patas posteriores, pasaré yo personalmente por el colegio y la academia, daré una vuelta por las bibliotecas de Bek-Faral y de Aben-Melij, y recogeré los trece varones que nos faltan para completar el estupendo tiro que nos exige Ben-Farding, de entre los venerables literatos que más allí trabajan y se fatigan por la felicidad del mundo, fastidiando a la ciencia.

Encorvan la cabeza, levantan el pecho, pisan con sus férreos cascos con una firmeza que parte la piedra y fatigan el brazo del jinete que tiene que llevarlos con la rienda rígida. La espuela o el látigo son inútiles; basta una ligera inclinación del cuerpo para que el animal salte, y como dicen nuestros paisanos, pida rienda.

En la esquina de San Andrés. Pues mañana irás a la otra esquina por ellos. Segurito, señor, y ha de llegar día en que tenga que ir a buscarlos a Jetafe. Contado el origen del infantil juego de los huevos, paréceme que puedo dejar en paz al virrey y seguir con la tradición. Dice un refrán que la mula y la paciencia se fatigan si hay apuro, y lo mismo pensamos del amor.