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Actualizado: 7 de junio de 2025
Añadiendo también estos párrafos que explican la misión de los hermanos: «Cuando veíamos alguna mujer ó hombre que andaba pidiendo limosna con muchachos se los quitábamos, y llevábamos á la casa porque no se quedasen toda la vida pordioseros y los poníamos con amos á su servicio.» «Item, que cuando sabíamos que alguna niña había quedado huérfana por haberle faltado padre ó madre y no tener de qué sustentarse, la llevábamos á Casa y así de ordinario las había en ella de seis y siete años y niños de dos á tres años y lo hacíamos lavar, limpiar y envolver, teniendo para esto una mujer anciana, honrada que lo hacía amaneciendo ellos todas las mañanas de tal suerte que era asco llegar á ellos y asi lo lababan y limpiaban y vestian camisa limpia y si la mujer no hiciere esto con caridad como lo hacia con ningun interés se le podía pagar.»
A todo le respondió con mucha órden, y quedó satisfecho el Adelantado, aunque habiamos faltado á sus órdenes; pues expresamente nos mandó, que no pasásemos de los indios Xarayes, sino que de ellos, despues de haber estado dos dias solamente, en su provincia, volviésemos, con relacion de las provincias por donde hubiésemos pasado: lo cual no cumplimos, y por eso prendió al capitan y nos quitó lo que llevábamos.
Esta veneración no cegaba al rudo comandante hasta el punto de hacerle desconocer los defectos de su maestro. Pierrefonds era capaz de dejarse matar si le exigían una mentira á cambio de la existencia; nunca recordaba haber faltado á la verdad voluntariamente; ¡y, en cambio, su admirado maestro!...
A Solito. Allí horas, dos cigarros, y dos amigos. Se hace una segunda edición de la conversación de la calle de la Montera. ¡Oh! y felizmente esta semana no ha faltado materia. Un poco se ha ponderado, otro poco se ha... Pero en fin, en un país donde no se hace nada, sea lícito al menos hablar. ¿Qué se da en el teatro? dice uno.
Es únicamente en el teatro donde la desgracia es privilegio de la virtud. No le hubieran faltado distracciones y para ello no tenía más que elegir, pero sabía por experiencia que el placer no consuela de nada. Desde hacía diez años su vida había sido agitada y ruidosa como una fiesta, pero a expensas de la paz del alma.
Todo es, pues, una pura representación. El instinto le obligó a buscar con anhelo tierra firme; pero cuanto más se esforzaba en levantar los pies, más se hundía, a imagen de los incautos que penetran en un terreno pantanoso. Alzábase repentinamente y quería apoyarse en esas nociones firmísimas que jamás han faltado al entendimiento humano, en las nociones de Tiempo y Espacio.
Sin hacerlo punto discutible ni decir palabra á fraile alguno, había dispuesto el nuevo Prior que se sirviera en la mesa del refectorio el vino aguado, y en tal extremo como para refrescar el estómago en vez de acalorarlo. El despensero guardaba cuidadosamente las llaves de la bodega, y por nada del mundo hubiera faltado á la consigna.
Quiero significar con esto que, á mi ver, el Gobierno español, sin dirigir la menor queja al de Washington, en lenguaje tan templado y circunspecto como firme, en nota circular dirigida á las principales naciones de Europa, debe escribir una protesta contra la resolución tomada por el Senado y por el Congreso de los Estados Unidos, demostrando con razonamientos y autoridades y citas que los mencionados Cuerpos Colegisladores han infringido el derecho de gentes al declarar beligerantes á unos foragidos, han faltado á las buenas relaciones de amistad con España fomentando y favoreciendo el espíritu de rebelión de algunos cubanos, y han desconocido la autonomía y soberanía de España osando amenazarla con intervenir en sus interiores asuntos y excitándola á que se desprenda de gran parte de su territorio y de la población que hay en él, lo cual es todo suyo legítimamente desde hace cuatro siglos.
No esperaba yo de usted semejantes palabras indicó Paz, poniendo los ojos, la boca y la nariz en la misma disposición compungida que si fuera á llorar. No sé en qué podemos nosotras haber faltado observó Salomé, poniéndose verde y haciendo también un gran esfuerzo para hacer creer que si no lloraba era por no faltar á las conveniencias sociales.
El domingo, los encargados de la bodega recogían a cada obrero la papeleta en la misma puerta de la iglesia, y al recontarlas sabían, por los nombres, quiénes eran los que habían faltado.
Palabra del Dia
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