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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Renunciar al amor y a la familia; huir de los placeres profanos, del teatro, los conciertos y el café; ser mirados por los hombres, aun por los que la echan de religiosos, como unos seres extraños, una especie intermedia entre la hembra y el macho; arrastrar faldas, ir vestidos en todo tiempo como un mamarracho lúgubre, y a cambio de tantos sacrificios ganar menos que los que pican piedra en las carreteras.

Sonaban á lo lejos, como una tela que se rasga, los escopetazos contra las bandas de golondrinas que volaban á un lado y á otro en contradanza caprichosa, silbando agudamente, como si rayasen con sus alas el cristal azul del cielo; zumbaban sobre las acequias las nubes de mosquitos casi invisibles, y en una alquería verde, bajo el añoso emparrado, agitábanse como una amalgama de colores faldas floreadas, pañuelos vistosos.

Y con ambos puños cerrados se daba terribles golpes en el pecho, que retumbaban en todo el aposento y le hacían toser horriblemente, y le produjeron a poco un ligero vómito de sangre... Monina, falta ya de valor al verse al lado de allá de la puerta, agarrábase, con los labios blancos, a las faldas de su aya, preguntando muy bajito: ¿Se ha morido ya?...

Corrieron las niñas, impacientes; levantáronse las madres con lentitud, como si les costase abandonar su incrustación en los almohadones; sonó un fru-fru general de faldas con lentejuelas y adornos metálicos de los disfraces. Mrs. Power se despidió de los Lowe, pasando ante Ojeda sin dirigirle una mirada. Esta indiferencia la aceptó él como un signo favorable: era disimulo.

Salían á su paso faldas de blanco revoloteo, velos que ondulaban como nubes de colores, risas y trinos parlantes en un español que parecía puesto en música; todo el estrépito juguetón de una jaula de pájaros del Trópico. Los ex presidentes de República generales ó doctores que iban á descansar á Europa le contaban en el puente, con una gravedad napoleónica, los principales hechos de su historia.

Hay que imaginar cómo quedaría cuando el ilustre Pareja manifestó agitando su brazo derecho y haciendo imprimir a las faldas de su levita un principio de movimiento rotativo: Porque la forma clínica aplicable al señor Valleumbroso no es la de los caracteres bien conocidos de convulsibilidad, pérdida de conciencia, etc.

Compónese esta serranía de piedras areniscas desmoronantes, muy ferruginosas y generalmente rojas, análogas en todo á las de la Sierra de San-José de Chiquitos y tambien á las de las últimas faldas de la cordillera, que bajan hácia el norte y nordeste de Cochabamba. Esta piedra arenisca forma un todo compacto de capas que se esconden bajo un ángulo de doce ó quince grados.

Feli reía del Ingeniero, de sus pretensiones galantes y del mastín con faldas que le acompañaba. Es un hombre temible dijo Isidro con tono irónico . El terror del barrio... Y parece que le has dado golpe: tendré que vigilaros... Volviendo hacia lo alto del Rastro, asomáronse al patio de las Viejas Américas.

Cuando las grandes mareas alcanzaría hasta media legua, lamiendo las faldas de las colinas cubiertas de pinos que a uno y otro lado cerraban la cuenca. En la hora de bajamar el agua se retiraba por completo, dejando apenas un hilo estrecho y retorcido que corría por el centro.

Por lo instable, proteica y multiforme, por su eterna inquietud y constante mudanza en hechura y colores, la moda es cosa del mismo diablo, personaje igualmente voluble, tornadizo, trasformista, desfigurado y quimérico. ¿Quién sino el diablo pudo inspirar el miriñaque, el polisón y, últimamente, sin ir más lejos, las faldas trabadas que nos obligaban a un pasito de paloma, menudo, corto, sutil, deslizado?

Palabra del Dia

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