Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
Hasta creían ver en los criados cierta sonrisa, como si les alegrase la afrenta que aquella loca infería a sus parientes. Los señores de Dupont comenzaron a frecuentar menos las calles de la ciudad, pasando muchos días en su finca de Marchamalo, para evitar todo encuentro con la Marquesita y con las gentes que comentaban sus excentricidades.
Las calles estaban atestadas de gente, así como la iglesia y sus alrededores; al volver, tuve muchísimo miedo de que hubiese alguna desgracia, pero se tomaron muchas precauciones para evitar los accidentes que la aglomeración de gentes pudiera ocasionar. Casi todo el pueblo estaba invitado a pasar la velada en nuestra casa.
Y diciendo esto, Kernok empujó a Durand contra el empalletado, que caía a pedazos. En efecto, aunque la corbeta estuviese horriblemente averiada, se adelantaba viento en popa sobre el brick con un jirón de vela de su mesana, mientras que El Gavilán, que había perdido todas sus velas, no podía evitar el abordaje que el inglés quería intentar, y que había de serle ventajoso porque eran más.
Torció á la derecha, por evitar que llegara hasta ella aquel figurón blanco, y encontró enfrente la Carrera de San Jerónimo. Empezó á subir; pero estaba tan fatigada, que la pendiente de la calle le parecía inaccesible.
El empleado, por conmiseración y por evitar aglomeraciones en la puerta, intentó alegrar á la vieja. ¡Ánimo, abuela!... No va usted á morirse hoy, un día de tanta felicidad, porque hemos cambiado el programa.... Además...además....
Gabriel traducía fielmente la explicación del Vara de plata, recalcándola muchas veces con irónica gravedad, mientras los canónigos que escoltaban la caravana de forasteros alejábanse algunos pasos con aire distraído para evitar preguntas. Un inglés flemático interrumpió un día al intérprete: ¿Y no tienen ustedes ninguna pluma de las alas de san Miguel?
Este hizo una seña al joven, dejaron la calzada y se internaron en un laberinto de senderos y pasadizos que formaban entre sí varias casas; tan pronto saltaban sobre piedras para evitar pequeñas charcas, como se bajaban para pasar un cerco mal hecho y peor conservado. Estrañábase Plácido de ver al rico joyero andar por semejantes sitios como si estuviese muy familiarizado con ellos.
Juan, escuchadme bien: no quiero que me deis una respuesta arrancada a vuestra emoción. Sé que me amáis... Y si debéis casaros conmigo, no quiero que sea sólo por amor, sino también por razonamiento. Durante los quince días que precedieron vuestra partida, pusisteis tal empeño en huir de mí, en evitar hasta la más simple conversación, que no pude mostrarme a vuestros ojos tal como soy.
En cuanto a su mujer estaba enojado con ella; ¿por qué? no hallaba motivo; pero el cruel despecho que me embargaba me dio fuerzas por el momento para evitar su presencia.
FRAICHEROSE. Yo, vida mía, no puedo evitar que sufras; no hago nada para que padezcas... Eres el amado de mi corazón, ¿y no te basta...? En tu oficio no se sufre, porque se sufre todo... FRAICHEROSE. Soy sincera, chico; al pan, pan, y al vino, vino. Yo no siento una pasión loca por ti; pero tampoco me desagradas.
Palabra del Dia
Otros Mirando