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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Si por acaso se dejaba decir alguna palabra ofensiva, era contra la Aduana; pero sin individualizar sus acusaciones. Porque Estupiñá, al mismo tiempo que corredor, era contrabandista. Las piezas de Hamburgo de 26 hilos que pasó por el portillo de Gilimón, valiéndose de ingeniosas mañas, no son para contadas.

Cuando el templo desapareció; cuando fue arrasado el suelo, y andando los años se edificó una casa en el sagrado solar, Estupiñá no se dio a partido. No era de estos caracteres acomodaticios que reconocen los hechos consumados. Para él la iglesia estaba siempre allí, y toda vez que mi hombre pasaba por el punto exacto que correspondía al lugar de la puerta, se persignaba y se quitaba el sombrero.

El hijo único de Bonilla casó con una Trujillo. Pasemos ahora a los Morenos, procedentes del valle de Mena, una de las familias más dilatadas y que ofrecen más desigualdades y contrastes en sus infinitos y desparramados miembros. Arnaiz y Estupiñá disputan, sin llegar a entenderse, sobre si el tronco de los Morenos estuvo en una droguería o en una peletería.

Allí tienes a tu corredor, Estupiñá el Grande. Aguarda, oye; te compras una buena cuna... La dama se reía; todas se reían. xi El dictamen de Quevedo no fue alarmante con respecto a la madre; pero al chico le dio el comadrón malas noticias, anunciándole que se quedaba sin provisiones.

Arnaiz el gordo también se pirra por hablar de linajes y por buscar parentescos, averiguando orígenes humildes de fortunas orgullosas, y haciendo hincapié en la desigualdad de ciertos matrimonios, a los cuales, en rigor de verdad, se debe la formación del terreno democrático sobre que se asienta la sociedad española. De una conversación entre Arnaiz y Estupiñá han salido las siguientes noticias:

A la mañana siguiente, si no había barricadas, ella y Estupiñá se ocuparían de eso. Poco a poco fueron desfilando. Eran las doce. Aparisi y Casa-Muñoz se fueron al Bolsín a saber noticias, no sin que antes de partir dieran una nueva muestra de su rivalidad.

Pero tonto... cómo tendrás esa cabeza dijo Barbarita con mucho fuego , que ni siquiera te acuerdas de que me diste medio duro para la lotería. Yo... cuando usted lo dice... En fin... la verdad, mi cabeza anda, talmente, así un poco ida... Se me figura que Estupiñá llegó a creer a pie juntillas que había dado el escudo.

Separáronse en el pasillo, porque Estupiñá tenía que ir hacia el comedor. Moreno siguió a Jacinta hasta el salón y de allí al gabinete. «No me había dicho Guillermina que estaba usted en Madrid. Lo supe hoy por mamá» dijo ella por decir algo. ¿Guillermina? ¡Buena tiene ella la cabeza para acordarse de anunciarme! ¿Sabe usted que cada vez que vengo a España me la encuentro más tocada?

La forma de la cabeza, la sonrisa, el perfil sobre todo, la nariz corva, la boca hundida, los ojos picarescos, eran trasunto fiel de aquella hermosura un tanto burlona, que con la acentuación de las líneas en la vejez se aproximaba algo a la imagen de Polichinela. La edad iba dando al perfil de Estupiñá un cierto parentesco con el de las cotorras.

«¡Qué alegre está el tiempo! ¿De qué te ríes?». Me río de ti... ¡Qué curiosos son estos hombres! ¡Virgen María!, todo lo quieren saber. Claro, y tenemos derecho a ello. No puede una salir a compras... Dale con las tiendas. Competencia con mamá y Estupiñá; eso no puede ser. no has ido a compras. Que . ¿Y qué has comprado? Tela. ¿Para camisas mías? Si tengo... creo que son veintisiete docenas.

Palabra del Dia

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