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Actualizado: 1 de junio de 2025


Me voy acababa por decir al notario y su esposa . No comprendo cómo podéis vivir aquí. En una da esas retiradas á la Marina se empeñó en llevarse á Ulises. Empezaba el estío, el muchacho estaba libre del colegio por tres meses, y el notario, que no podía alejarse de la ciudad, veraneaba con su familia en la playa del Cabañal, cortada por acequias malolientes, junto á un mar despreciable.

El matrimonio la había embellecido dándole la plenitud amable de la forma femenina, convirtiendo su hermosa primavera en dorado y espléndido estío. La misma maternidad, sin quitarle frescura ni desfigurar su cuerpo, le prestaba una majestad suave y protectora.

No me hubiera consolado de morir tan pronto, sin haber podido ver la primavera. Han brotado esas queridas hojas de abril y yo estoy aquí para verlas. Las toco, las huelo, las estrujo entre mis manos y las digo: «Aun estoy entre vosotras. Quizá me será dado ver el estío bajo vuestra sombra.

Y sólo nuestro ardor se interrumpía cuando ya en el azul se desleía la dorada sonrisa de la luna. En una vega ubérrima y tranquila, bajo el quemante ardor de un sol de estío, sonoro y riente se desliza el río desde el lago de Bay hasta Manila. Bruñe la faz de su caudal bravío brillante luz que todo refocila, y se entorna ofuscada la pupila al contemplar tan fulgido atavío.

''Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado; antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten''. Esto dice Cide Hamete, filósofo mahomético; porque esto de entender la ligereza e instabilidad de la vida presente, y de la duración de la eterna que se espera, muchos sin lumbre de fe, sino con la luz natural, lo han entendido; pero aquí, nuestro autor lo dice por la presteza con que se acabó, se consumió, se deshizo, se fue como en sombra y humo el gobierno de Sancho.

Acabado Marzo, los Españoles pedian se difiriese la expedicion para el estío, porque sería entonces menos molesta á las tropas, y mejor para los animales. Por tanto se suspendiò, y en todos los tres meses no se oia casi hablar de otra cosa que de los aprestos de guerra, y alistamiento de soldados, de los cuales no obstante venian pocos, y con tibieza.

Sin embargo, el mismo público que gime y se lamenta durante el invierno, es el que baila en el verano. ¡Inescrutables misterios de la humanidad, que yo respeto y admiro! Por eso los tales bailes son la única curiosidad que podemos ofrecer ya en Santander á los forasteros que nos visitan durante el estío; el único aliciente, el mejor cebo.

La lluvia de la noche, bien que breve, había hecho descender la temperatura y del suelo húmedo se alzaba un vaho saturado de emanaciones olorosas, que daban particular densidad a la atmósfera. Podía decirse que el aire estaba «gordo» y así se veía a la distancia denso y violáceo como una tenue niebla invernal en pleno estío.

¡Es tan triste sufrir!... Es tan sombrío batallar con el propio sentimiento, que, si no escuchas el acento mío, tal vez con la punzada del estío no me dure la vida ni un momento. ¡Oh! escúchame... ¡Aquí estoy! Solo, perdido en mitad de mi obscuro derrotero... Y aunque procuro, loco, dolorido, desterrar mi pesar con el olvido, ya no puedo luchar... ¡Amame o muero!

En esa vida uniforme hay, sin embargo, las mismas crisis que en la del obrero. El mar huye de ciertas playas; en el verano, tal ó cual roca se caldea de un modo insoportable. Es preciso, pues, tener dos casas, una de estío y otra de invierno. Grande acontecimiento semejante mudanza para ser sin pies y que ostenta púas por doquiera. M. Caillaud halo observado y admirado en tales momentos.

Palabra del Dia

rigoleto

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