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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Lord Gray viste elegantemente; gasta con profusión en su persona y en obsequiar dignamente a sus amigos, y su esplendidez no es el derroche del joven calavera y voluntarioso, sino la gala y generosidad del rico de alta cuna, que emplea sabiamente su dinero en alegrar la existencia de cuantos le rodean. Es galante sin afectación, y más bien serio que jovial.

Mientras lo adornan con esplendidez, el basilisco y la serpiente se deslizan en su jardín, y la última, metamorfoseada en jardinera, intenta seducirlo para que saboree la manzana, brillante como el oro, puesto que con ella poseerá todos los conocimientos y un poder ilimitado.

Finalmente, en esto, como en todo lo demás, se reconocía el gusto y la esplendidez de Rivera. Su aparición causó mágico efecto en el auditorio y fue saludado con una salva de aplausos. También a la intendenta se la aplaudió al salir.

El coche se detuvo al fin en el Boulevard des Capucines, ante el vasto pórtico del Grand Hôtel. El nuevo lord Byron pagó con esplendidez al cochero y subió ligeramente las gradas, topándose en la misma puerta con un viejo alto, con grandes patillazas blancas, que se dirigía a la calle arrastrando los pies.

El carácter de aquél, resuelto y desdeñoso, sus famosos devaneos, la esplendidez que se le atribuía, y más que todo las aficiones populares de la joven, hicieron que presto diera oídos á los requiebros y á las palabras atrevidas que el guapo dejó caer en su oído siempre que la ocasión se ofrecía.

El grupo principal, la exaltacion de la Magdalena, esculpido con la esplendidez y la frescura que el genio audaz de Marochetti sabe dar á sus obras, representa á nuestro Señor, á la Santa, á los Apóstoles y á los Evangelistas, y alrededor de este grupo cristiano, en torno á este hogar religioso, rodeando esta familia bendita, vemos el arte griego, la poesía mitológica, que nos ofrece una infinidad de personajes, desde el bautismo del rey Clovis, hasta el Concordato de 1802.

El espíritu que nos domina al mirar la cúpula, el espíritu que hay allí, ha bajado á este panteon, y ha enterrado ahí un poco de polvo, sin otro ornato ni otra esplendidez que el polvo mismo. ¿Qué ornamento mayor puede darse á un sepulcro que la ceniza que contiene? ¿Qué mayor monumento puede darse al mar, que el inmenso líquido que inunda sus playas? Esto me parece muy bien. Salgo complacidísimo.

La ciudad les sirvió con su esplendidez acostumbrada, dando al rey mil doblas de oro castellanas y á la reina mil maravedises y 5000 á los servidores, además gastó considerables sumas en paños de brocado regalados á los reyes, en la pintura de las antorchas, en las justas y en la seda conque se premió al mejor justador, con otros muchos dispendios.

No hay más hipocresía en los demás países: hay menos ingenio, aplicado á dar encanto á los goces ilícitos, á dar esplendidez á la sensualidad que se embriaga. Hay más ignorancia cuando se trata de llamar á la imaginacion para que haga de una ramera un personaje, una heroina, casi una gloria, una celebridad. Hay menos talento en hacer de un vicio una aristocracia.

La menor objeción en el consistorio era para él una ofensa personal; terminaba las discusiones en la calle con amenazas y golpes; su mayor gloria era que los enemigos se dijeran: Cuidado con Ramón... Mirad que ese es muy bruto. Y junto con su acometividad, mostraba para captarse amigos, una esplendidez que era el tormento de su padre.

Palabra del Dia

hociquea

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