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Actualizado: 5 de junio de 2025
Las plantas del Norte se marchitan con el sol de los trópicos. La esclavizada raza de Mahoma se asfixia bajo el peso de la libertad europea. El sencillo aldeano de nuestros campos, tan risueño y expansivo entre los suyos, enmudece y se apena en medio del bullicio de la ciudad.
Don Eugenio escuchaba con frialdad el nombre del célebre banquero, que todos los días repetían los periódicos, pero Juanito se estremeció. Aquél sí que era un hombre. Husmeaba la ganancia a cien leguas; colocaba los capitales ajenos con la mayor seguridad; tenía esclavizada la fortuna, y a pesar de esto, ¡qué sencillo! ¡Con qué modesta afabilidad trataba a los pequeños!
Ya es una planta vigorosa; el germen ha medrado en el surco de la senda, y libres ya de la mortal contienda bajo su sombra tus hermanos duermen. ¡Duerme en paz en las sombras de la nada, redentor de una patria esclavizada! ¡No llores, de la tumba en el misterio, del español el triunfo momentáneo, que si una bala destrozó tu cráneo, también tu idea destrozó un imperio! ¡Gloria a Rizal!
¿Y de qué sirve ¡ay, patria! triste, desventurada, que sea límpido y puro tu cielo de zafir, que tu luna se ostente con luz más argentada, de que sirve, si en tanto lloras esclavizada, si cuatro siglos hace que llevas de sufrir?
«Pintados por sí mismos» es una novela de una tan fortísima, rebuscadora y punzante psicología, que llega á producir en el lector delicado la sensación del dolor físico. De parecida índole son sus obras «Flirt» y «La armadura», libro de fuerte y copiosa lógica, donde la sociedad aparece esclavizada, más que bajo el amor, por el dinero.
La pobreza sería la única hada que le abrazase al surgir al mundo. Si la fortuna no había de apiadarse, prefería que el ser inocente pereciera en su encierro antes que ella lo viese, antes que se sintiera esclavizada por el cariño. Se entregó al trabajo con valentía femenil, mostrando esa resistencia de que sólo son capaces los seres nerviosos.
¡Cómo sentía, al recortar tus hojas, lástima por mi patria esclavizada! ¡Cuál lloraba contigo en mis insomnios, y ansiaba, como tú, la luz del alba! Más un día... sonaron los fusiles, ahogó los suspiros la metralla, y fulminando muertes, al derecho pronto abriéronle paso las espadas. Y tembló la opresión.
Ahora, que estoy marcada y esclavizada, me abandona, y me vende, y me asesina. ¡Feliz principio quiere dar a sus misiones, predicaciones y triunfos evangélicos! ¡No será! ¡Vive Dios que no será! Este arranque de ira y de amoroso despecho aturdió al padre vicario. Pepita se había puesto de pie. Su ademán, su gesto tenían una animación trágica.
Palabra del Dia
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