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Actualizado: 9 de junio de 2025
Además de las campañas en que tomó parte con mi amo, Medio-hombre había asistido a otras muchas, tales como la expedición a la Martinica, la acción de Finisterre y antes el terrible episodio del Estrecho, en la noche del 12 de julio de 1801, y al combate del cabo de Santa María, en 5 de octubre de 1804.
Esto es el dinero de los poetas; no se le puede tocar. Y el dormitorio volvió a quedar desnudo. Pero mientras que duró el dinero de los poetas, los que han acudido a Mistral han encontrado abierta su bolsa... Me había yo llevado a la alcoba el manuscrito de Calendal, e instele para que me leyera otro pasaje antes de dormirme. Mistral eligió el episodio de la loza.
Sigue la versión de la Diana; pero, a juicio del señor Menéndez y Pelayo, conoce también la del Inventario, ya que hay en éste un breve episodio, suprimido en aquélla, que puede ser germen del tema de los amores de Narváez y Alara, asunto accesorio de esta comedia.
La india casada con europeo. El castila y el marido. Valor de un calificativo. Los saludos y el alma de Garibay. Episodio histórico. El alegre y pintoresco pueblo de Sariaya, se encuentra entre la mar y las estribaciones del San Cristóbal. Confina con los pueblos de Tiaong y Tayabas.
Fuera del Alcalde todos los acompañantes son para el indio otras tantas almas de Garibay. Hemos hecho la anterior digresión para que se comprenda el valor que tiene el castila pronunciado por la esposa india. Para recargar el cuadro y hacer comprender el cariño y respeto que tiene la mujer de la provincia de Tayabas al español, voy á recordar un episodio que presencié el año 1874.
En las interesantes «Memorias de Sara Bernhardt», hay un episodio sencillísimo sobre el cual probablemente la atención de muchos lectores resbalará distraída, pero que me impresionó fuertemente por ser un «momento interior» que retrata con admirable fidelidad esa agridulce emoción de orgullo y de coquetería que constituye cuanto las almas artistas encierran de más indeclinable y substancial.
En esto ha de demostrar su habilidad, su fino tacto, sus recursos de dama de mundo. El fracaso de una señorita en un baile recae siempre sobre la dama que ofrece la fiesta. A este respecto contaré un triste episodio ocurrido no hace muchos años a una amiga mía, perteneciente a una de nuestras primeras familias. Mi amiga era linda, inteligente, discreta.
Por de contado, querida, me refiero a la masculina. No sé nada que pueda hacer tolerable a la femenina». Al cabo de una semana había doña María olvidado ya por completo este episodio: pero sus paseos de la tarde tomaron inconscientemente otra dirección. Con cierta extrañeza notó que todas las mañanas un fresco ramo de flores de azalea aparecía por entre las demás, sobre su pupitre.
Aquella mujer comía tanto, tanto...que solo puedo comparar su glotonería á la sed de brandy de su compatriota mareada. Otro tipo femenino bien curioso era el de una Inglesa de la sangre caliente, fenomenal, que no se daba por notificada de sus sesenta inviernos. Habia naufragado recientemente en las Antillas, y referia el episodio terrible con una frescura singular.
Las hojas de acero brillaron y se cruzaron gallardamente. Breve fué la lucha: Espronceda, cuya naturaleza estaba aniquilada por su vida de vértigo, cayó en tierra herido de un sablazo. Y así se dió fin a este episodio raro, pintoresco y triste, que era bien digno de la rima.
Palabra del Dia
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