Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de mayo de 2025
El duque se dejaba venerar observándolos con mirada más socarrona que enternecida. Cuando volvían la espalda para irse, seguíalos con los ojos, bajaba los párpados lentamente, revolvía entre los labios la breva americana y se iba bosquejando en su rostro una sonrisa burlona que duraba todavía algunos segundos después de perderlos de vista. Las cosas siguieron en el estado de antes.
Después de algunos minutos de silencio, levantó la cabeza, miró á su hijo adoptivo con dulzura y dijo con voz enternecida: Así pues, hijo mío; ¿eso es más fuerte que tú? ¿Es absolutamente preciso que la vuelvas á ver? Á estas palabras tan afectuosas, tan verdaderamente paternales, Mauricio, conmovido, balbuceó con voz alterada: ¡Oh! mi querido padrino, perdóneme usted, pero ¡es tanta mi pena!...
Conmoviose hondamente ante las muestras de abnegación de los que la rodeaban, y enternecida y pesarosa, dijo, mientras a sus labios asomaba, para extinguirse en el acto, una fugitiva sonrisa: Está bien: me sacrifico. Debo a todos una reparación y quiero demostrar que no siempre soy caprichosa y egoísta. Papá, no bailaré.
¡Qué picarón! ¡cómo lo recuerda! exclamó Nuncita, enternecida de verdad. Lo cierto era que Paco, a quien la Niña, después de muy rogada, había mostrado las cartas que conservaba de Paniagua, se había aprendido de memoria aquel originalísimo documento y lo recitaba en todas partes para regocijo de sus amigos. Eso se llama un hombre resuelto.
Son las lágrimas moneda que no se puede falsificar, único refugio nuestro: lavan las manchas de nuestros pecados, aplacan la ira de Dios, alcanzan el perdón, alegran el alma, fortifican la fe, aumentan la esperanza y encienden la caridad. El mismo divino Jesús lo ha dicho: «Bienaventurados los que lloran, porque sacarán fruto de consuelo.» María se sintió enternecida.
Y ocultó la cara, que se enrojecía bajo las lágrimas como una rosa bajo el rocío, en el seno de la anciana enternecida por esta ingenua declaración. Tranquilícese usted, hija mía; ese duelo no puede verificarse y no se verificará... ¿Quién podrá impedirlo? Yo respondió tranquilamente la tía Liette. El despacho presentaba una animación inusitada.
El agua cae sobre las anchas y porosas hojas y busca a su amiga la sal; pero la sal está aprisionada en el menudo tejido de la planta. Entonces el agua se lamenta de los desdenes de la sal, le reprocha su inconstancia, la amenaza con olvidarla. Y la sal, enternecida, hace un esfuerzo por salir de su prisión y se une en un abrazo con su amada.
Las matas y los abrojos se agitan al roce leve de la brisa blanda y breve que acaricia sin sonrojos; y entre los verdes despojos del fondo de la llanura, creo entrever la figura de alguna imagen querida que me mira enternecida con sus adorados ojos.
La prendera le miró enternecida. ¡Oh, qué dichosa sería su mamá si fuera todavía de este mundo! Desde el cielo le estará bendiciendo. ¡Así sea! exclamó el joven levantando sus ojos límpidos al techo. Mi mamá era una santa, y podría suponerse que está en el cielo; pero como nadie conoce los inescrutables designios de Dios, yo hago por su alma cuanto puedo.
Como usted quiera, mi pobre Duchêne respondió Catalina enternecida ; aquí tiene las llaves de la casa. Y el pobre anciano fue a sentarse al fondo del hogar, en un escabel, con los ojos fijos y la boca entreabierta, como perdido en un largo y doloroso desvarío. Emprendiose la marcha hacia el Falkenstein. Marcos Divès, a caballo, empuñando su largo espadón, constituía la retaguardia.
Palabra del Dia
Otros Mirando