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Actualizado: 4 de mayo de 2025
OTRA FÓRMULA. Escamado y limpio se sazona de sal y pone a escurrir; se le hacen los cortes y meten las rajas de limón, se unta bien de aceite fino y se pone a asar dando vueltas a menudo. Si se quiere comer frío se adorna la fuente con huevos duros, aceitunas o ensalada de escarola.
Teresina, grave, con la mirada en el suelo, entró con el primer plato, que era una ensalada. ¿No te sientas? preguntó al Provisor su madre. No tengo apetito... pero tengo mucha sed.... ¿Estás malo? No, señora... eso no. ¿Cenarás más tarde? No, señora, tampoco.... El Magistral ocupó su asiento enfrente de doña Paula, que se sirvió en silencio.
Ripamilán, mientras discutía acalorado con su querido amigo don Víctor, en pie, moviendo la cabeza como con un resorte, arreglaba la ensalada tercera de la Marquesa, con una habilidad de máquina en buen uso, y la señora le dejaba hacer, tranquila, aunque sin quitar ojo de sus manos, segura del acierto exacto del diminuto canónigo.
Las ballesteras eran de ensalada De glosas, todas hechas á la boda De la que se llamó Malmaridada. Era la chusma de romances toda, Gente atrevida, empero necesaria, Pues á todas acciones se acomoda. La popa de materia extraordinaria, Bastarda, y de legitimos sonetos, De labor peregrina en todo, y varia.
JUDÍAS VERDES. Despuntadas y lavadas se ponen a cocer con agua hirviendo y sal, hasta que estén tiernas, mezcladas con unas ruedas de cebolla; pueden servirse como ensalada, y mejor aún con una salsa de tomate bien frito. ESPINACAS. Lavadas y cortadas se cuecen con agua y sal; se quita el caldo y se ponen con manteca de vaca o de cerdo. Lo mismo pueden ponerse las acelgas.
También solía preparar para el grande hombre algunos platos exquisitos, como dos cuartos de molleja, dos cuartos de sangre frita y a veces una ensalada de escarola, bien cargada de ajo y comino. No tardó en venir Izquierdo, y echose fuera la estantigua aquella gitanesca, a quien Rafaela miraba con verdadero espanto, rezando mentalmente un Padre-nuestro porque se marchara pronto.
Así como ella llegó, le dijo su padre en su lengua como yo era cautivo de su amigo Arnaúte Mamí, y que venía a buscar ensalada. Ella tomó la mano, y en aquella mezcla de lenguas que tengo dicho me preguntó si era caballero y qué era la causa que no me rescataba.
Mientras se concertaban los alguaciles, el alcalde paseaba por el comedor, completamente olvidado de que la sopa, el cocido y la ensalada esperaban que tuviese a bien hacerles los honores cotidianos. Como se ve, el bueno de don Rodrigo no era víctima del pecado de gula; pues su comida se limitaba a sota, caballo y rey, sazonados con la salsa de San Bernardo.
¡Estas son pensaba, las herejes, las excomulgadas! Y con sus manos agitadas, temblorosas, continuaba preparando la ensalada. ¡Os felicito, señorita le dijo Bettina, por el perfecto orden que reina en vuestra cocina! Mirad, Zuzie; ¿no era así el presbiterio que deseabais?
Y cuando yo estaba clavado por la gota en mi sillón, ella hacía las visitas sola, tan bien o mejor que yo. Paulina vino a interrumpir esta conversación apareciendo con una inmensa ensaladera de loza, sobre la cual campeaban, violentas y chillonas, grandes flores rojas. Aquí vengo a buscar la ensalada. Juan, ¿quieres lechuga o achicoria? Achicoria respondió Juan alegremente.
Palabra del Dia
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