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Actualizado: 23 de junio de 2025


Hizo Sancho lo que su señor le mandaba, y, poniendo la silla a Rocinante y la albarda al rucio, subieron los dos, y paso ante paso se fueron entrando por la enramada.

Si el señor capitan, que se está muriendo de hambre lo mismo que yo, dixo Cacambo, no es Español, que es Aleman; con que me parece que podemos almorzar miéntras llega Su Reverendísima. Fuése incontinenti el sargento á dar cuenta al comandante. Bendito sea Dios, dixo este señor: una vez que es Aleman, bien podemos hablar; llévenle á mi enramada.

Te lo juro, ¡alma de mi vida!, porque dentro de veinte años aún seremos jóvenes de amor y de dicha. ¡Oh! , nuestro porvenir es tan risueño, tan puro, que... No pudo acabar, porque una bala enramada, que entró silbando por la popa, le destrozó la cabeza, partió a Carlos en dos, e hizo añicos los cajones de flores y la jaula.

Y, sin embargo, no qué extraño temor, qué singular escrúpulo, qué apenas perceptible e indeterminado remordimiento me atormenta ahora, cuando tengo, como antes, como en otros días de mi juventud, como en la misma niñez, alguna efusión de ternura, algún rapto de entusiasmo, al penetrar en una enramada frondosa, al oír el canto del ruiseñor en el silencio de la noche, al escuchar el pío de las golondrinas, al sentir el arrullo enamorado de la tórtola, al ver las flores o al mirar las estrellas.

y en peñascos y en colinas los nopales, las encinas, responden en són amante al beso fresco y errante de las auras vespertinas. Bajo la enramada espesa, clara y profunda la presa como un espejo se tiende, y en blancos chorros desciende, y en su murmurio no cesa. Leve el humo en la alquería revela el fuego que arde en el hogar, y á porfía dan las aves su armonía á la oracion de la tarde.

Ciñen la enramada de una red, dentro de la cual no entran otros que el Mapono y los más cercanos parientes del muerto.

Llegamos cerca del cenador, y al pasar una enramada prendióseme en un árbol la guarnición del cuello y desgarróse un poco. Llegó la niña, y prendiómelo con un alfiler de plata y dijo la madre que enviase el cuello a su casa al otro día, que allá lo aderezaría doña Ana, que así se llamaba la niña. Estaba todo cumplidísimo; mucho que merendar, caliente y fiambre, frutas y dulces.

Oyeron, asimismo, confusos y suaves sonidos de diversos instrumentos, como de flautas, tamborinos, salterios, albogues, panderos y sonajas; y cuando llegaron cerca vieron que los árboles de una enramada, que a mano habían puesto a la entrada del pueblo, estaban todos llenos de luminarias, a quien no ofendía el viento, que entonces no soplaba sino tan manso que no tenía fuerza para mover las hojas de los árboles.

El mejor hombre del mundo soy, y ya llevo muertos tres hombres, y de estos tres los dos son clérigos. Acudió á la bulla Cacambo que estaba de centinela á la puerta de la enramada. No nos queda mas que vender caras nuestras vidas, le dixo su amo; sin duda van á entrar en la enramada: muramos con las armas en la mano.

He aquí la primavera que vuelve, con su cortejo de flores y la dulce melodía de las aves que trinan en la enramada. ¿Serás capaz de abandonar todo esto? ¡Piensa en el inmenso dolor que ocasionarías a tus infelices padres, que te aguardan en tu país! ¡piensa en tus pobres hermanos! ¡en tu madre, sobre todo, amigo mío, que no podría sobrevivirte! ¡Volverás a verlos a todos!

Palabra del Dia

lanterna

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