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Actualizado: 12 de septiembre de 2025


Con él, si me ama. ¿Con el señor Juan Montiño? . Yo te daría un consejo. ¿Cuál? Que olvidaras á ese joven. No puedo. ¿Tan enamorada estás da él? Si no estoy enamorada, estoy empeñada. Puede ser que mañana sea demasiado alto para ti. ¡Pero si yo no quiero que se case conmigo! Puede suceder que él se case con otra mujer. ¿Qué habéis dicho? exclamó levantándose Dorotea.

La enfermera María Astafievna no estaba enamorada de Pomerantzev; desde hacía tres años, el tiempo que llevaba en la clínica, amaba desesperadamente al doctor Chevirev y no se atrevía a decírselo.

Su inquietud nacía de ver disgustado continuamente a Pepe, y el convencimiento de estar enamorada brotó de aquella relación que estableció su inteligencia entre la pena que ella sentía y la inquietud que él mostraba.

Vamos, Pepita, no se ruborice usted, porque una debilidad la tiene cualquiera. Si usted no está enamorada de , ¿por qué espera usted todas las noches a la ventana para verme pasar cuando me retiro a dormir? ¡Yo! Vaya, hoy se le ha subido San Telmo a la gavia. Este señor ha tomado algunas cañitas, ¿verdad usted? Sonreí haciendo una mueca, por no saber qué responder.

¡Ya quisiera yo ver eso! -respondió don Quijote-; pero él se guardará bien deso, si ya no quiere hacer el más desastrado fin que padre hizo en el mundo, por haber puesto las manos en los delicados miembros de su enamorada hija.

Las lágrimas, que en amargo tropel se asomaban a los ojos de la enamorada, quedaron detenidas y, fuese máscara del amor propio ultrajado o serenidad fingida, en su cara se dibujó de pronto una calma pasmosa: queriendo aparecer tranquila, se enjugó el llanto con el pañuelo; pero el dolor pudo más, y del pecho se le escapó un sollozo largo y angustioso que parecía quejido de alma moribunda.

¿De qué hijo? interrumpió el padre vicario, que aún no quería creerlo. ¿De qué hijo ha de ser? Estoy perdida, frenéticamente enamorada de D. Luis. La consternación, la sorpresa más dolorosa se pintó en el rostro del cándido y afectuoso sacerdote. Hubo un momento de pausa. Después dijo el vicario: Pero ese es un amor sin esperanza: un amor imposible. D. Luis no te querrá.

También este muchacho, escéptico para todo lo que no estuviese en relación con su egoísmo, parecía contagiado por la preocupación general. Cuando despertó, la carta de ella citándole para las cinco de la tarde contenía igualmente algunas palabras sobre el temido peligro. A través de su estilo de enamorada parecía transpirar la preocupación de París.

Y vio que el papel decía lo siguiente: «Hermosa señora de esta enamorada alma mía, y digo mal, porque debiera decir vuestra; y ni aun así digo bien, porque no puedo llamarla vuestra, si vos no queréis admitirla en vuestra alma, que es el único asiento donde puede estar sin condenarse, esta que ya no si en vuestra alma es mi alma, o fuera de ella fuego fatua y perdido, de acá para allá por el helado viento de la desventura arrebatado

María lo había buscado y lo había hallado; un amor puro e inmortal, sublime y maravilloso; el amor de un Dios que reduce a polvo los astros y se entrega como un manso cordero al alma enamorada.

Palabra del Dia

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