Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de junio de 2025


El general Guido, el doctor Alcorta, dejan oír todavía en la Junta de Representantes algunas protestas enérgicas contra aquella agitación convulsiva en que se tiene a la ciudad; pero el mal sigue, y para agravarlo, Rosas reprocha al Gobierno, desde su campamento, los desórdenes que él mismo fomenta. ¿Qué es lo que quiere este hombre? ¿Gobernar?

Estaba abandonado á mismo, y se reflejaban en su semblante, en su ademán, en sus movimientos, pasiones enérgicas, tanto más violentas cuanto estaban de continuo más dominadas, más subordinadas á la conveniencia delante del mundo.

Todo esto hace que se prolongue este movimiento que tanto perjudica á Cuba. Entre tanto la ley marcial ha sido promulgada y las medidas enérgicas por parte de las tropas hacen concebir esperanzas de que esta situación no ha de prolongarse mucho tiempo.

La enferma animábase también con la presencia de los compañeros de trabajo, aquellos gañanes que antes de comer su gazpacho de la noche pasaban un momento ante ella, esforzándose por infundirla ánimo con rudas palabras. El temible Juanón la hablaba todas las noches, proponiendo curaciones enérgicas, propias de su carácter: lo que necesitas es comer, chiquiya; trajelar.

Está usted descubierto, señor mío. El tímido Rafael creía que el balcón iba a hundirse bajo sus pies. Temblaba de miedo, arrebujábase en el manto de pieles, sin saber lo que hacía y protestaba con enérgicas cabezadas, negando las afirmaciones de Leonora.

No hablaba mucho y siempre hacíalo con lentitud. Complacíase a veces en usar expresiones enérgicas que producían un efecto muy singular dada la calma con que eran pronunciadas. No tenía más de sesenta años; sin embargo, como era víctima de frecuentes ataques de gota, su ánimo estaba algo quebrado a causa del sufrimiento físico.

Lamagorza, este truhán me ha matado... ¡Qué país!, ¡qué país!». Alguien apoyaba por allí cerca estas sentidas razones con otras igualmente enérgicas, que revelaban una indignación fulminante. Era el pavo, que avanzó haciendo la rueda y arrastrando las alas hacia el señor comisario herido.

No tuve, dificultad en convencerle de que yo no tenia ninguna preocupación religiosa ni de raza, y que estimaba á la suya como una de las mas bellas, tenaces y enérgicas del mundo, y una de las que han contribuido mas, por el poder del trabajo y el sentimiento de la fraternidad, al progreso de la civilización.

Tambien decretó que se tuviesen por escomulgados los que sin ser violentados á comparecer fuesen condenados á muerte, y como á tales se quemaron los cuerpos de algunos que permanecian todavía pendientes en el lugar del suplicio. Este decreto suscitó de parte del obispo Saulo, S. Eulogio y otros muchos sacerdotes, enérgicas impugnaciones que avivaron la de los cristianos.

Allí estaba ella, para arreglarlo todo con el endemoniado Gabriel. Y alegraba la sombría habitación con sus risotadas y sus palabras enérgicas de vieja sana. Otras veces invadían la casa los amigos de Gabriel, abandonando la tertulia del zapatero.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando