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Actualizado: 1 de junio de 2025


Pequeñín y miserable en apariencia, abatió de un empujón a la buena moza; hizo caer de rodillas aquella soberbia máquina de dura carne, y retrocediendo buscó algo en su faja. Marieta estaba anonadada. Nadie en el camino.

¡Que no me empuje!... Yo no soy criminala... Yo tengo familia, conozco quién me abone... Ea, que no voy a donde usted quiere llevarme...». Se arrimó a la pared; pero el fiero polizonte la despegó del arrimo con un empujón violentísimo.

Bruscamente desaparecí a sus ojos tras las cañas; corriendo siempre, di un empujón a la piedra exploradora que esperaba una lluvia, y salté de costado, hundiéndome bajo la hojarasca. Tío desembocó en seguida, a tiempo que dejando de verme, sentía allá en el fondo del pozo el abominable zumbido de un cuerpo que se aplastaba.

Siguió llorando cuando el oficial se desprendió de él con rudo empujón... necesitaba desahogarse después de tantos días de angustia silenciosa: ¡Viva Francia! Los suyos estaban ya en la entrada del parque. Corrían con la bayoneta por delante en seguimiento de los últimos restos del batallón alemán que escapaba hacia el pueblo. Un grupo de jinetes pasó por el camino.

¡Cómo se burlarían, si conocieran la verdad, aquellos calaveras que en el Casino relataban sus aventuras amorosas teniendo siempre por prólogo el repentino empujón, la lucha, la posesión violenta a brazo partido al borde de una senda, bajo un naranjo o en el rincón más obscuro de una casa!

Pero la otra estaba ciega y sorda; no se enteraba de nada, y dio a su amiga tal empujón, que si no se apoya en la pared cae redonda al suelo. Salió triunfante, echando a una parte y otra miradas de altivez y desprecio.

Al día siguiente, muy de mañana, sintieron los dos que les despertaban de un empujón; se levantaron y oyeron la voz de Luschía: Hala. Vamos andando. Era todavía de noche; la partida estuvo lista en un momento. Al mediodía se detuvieron en Fagollaga y al anochecer llegaban a una venta próxima a Andoain, en donde hicieron alto. Entraron en la cocina. Según dijo Luschía, allí se encontraba el Cura.

Miró a las gentes de buen aspecto que ocupaban el andén, sin alcanzar a ver al tío de su cuñado. Hubo un empujón general en las cubiertas. ¡A tierra! La salida estaba libre.

¡Teresa! ¡Teresa!... ¡Arriba! Y del primer empujón la echó fuera de la cama. Después corrió al cuarto de los chicos, y á golpes y gritos los sacó en camisa, como un rebaño idiota y medroso que corre ante el palo, sin saber adónde va. Ya ardía el techo de su cuarto, arrojando sobre la cama un ramillete de chispas.

Deje usted, deje usted, a ver si Bautista dijo la Marquesa ... ¡demonio de chicos! Bautista no alcanza observó otra vez el Marqués . Otra escalera... que vayan a las cocheras.... Allí debe de haber.... Don Álvaro dio el tercer empujón.... Inútil. Miró hacia abajo como buscando modo de librarse de parte del peso.

Palabra del Dia

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