Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de mayo de 2025
Leonora conocía todos los rincones del mundo. Nada de Niza ni de las otras ciudades de la Costa Azul, bonitas, coquetas, empolvadas y pintadas como una dama que sale del tocador. Encontrarían en ellas demasiada gente. Venecia les convenía más.
Oh! el hombre es muy grande; y yo no querría otra cosa para convencer á los que niegan la ley del progreso, á los que dudan de la supremacía del hombre, á los que no tienen fe ni en Dios ni en el espíritu de la humanidad, no querría mas que hacerles dejar sus curules empolvadas, sus cátedras carcomidas por el tiempo, y traerles a la mitad del océano, donde este ser diminuto y débil como materia, este pigmeo armado de los rayos de Dios, que se llama el Hombre, se pasea tranquilo por en medio de un abismo agitado y terrible; fuerte por la posesión de una brújula, un cronómetro, un anteojo, y los resortes y las válvulas de una maquina de hierro que hace volar un barco sobre las ondas con la impunidad de la gaviota.
Un asno extraviado, suelto de su recua, comiose las escasas hierbas de su alrededor, y limpió de polvo con sus resoplidos el lecho del hombre tendido; un perro vagabundo, con aquella profunda simpatía que siente la especie por los borrachos, después de lamer sus empolvadas botas, se había echado a sus pies, y yacía allí guiñando un ojo a la luz del sol; a manera perruna, adulaba con la imitación al humano compañero que había escogido.
Otras veces, echando atrás su hermoso busto, como si contemplara con la imaginación salones festoneados de rosas, en los que danzasen huecas faldas, pelucas empolvadas y tacones rojos, rozaba las teclas, haciendo sonar un minuetto de Mozart, vagoroso como un perfume elegante, cual la sonrisa de una boca de princesa, pintada y con lunares postizos.
Están convencidos de que sus hijas van a ganar miles de duros en ese comercio. La leyenda de la Raquel, israelita, millonaria y cómica, se ha extendido ya mucho entre los judíos del Oriente. No hay nada más cómico y enternecedor que esas dos jóvenes judías en las tablas. Están atemorizadas en un rincón del escenario, empolvadas, pintadas, despechugadas y tiesas. Tienen frío, se avergüenzan.
Y hay que convenir en que, a pesar de las escenas sangrientas de la Revolución y las cabezas cortadas durante el Terror, no nos horripilan estos espectáculos, en los cuales las víctimas aparecen engalanadas con gracia ligera y voluptuosa, empolvadas y vestidas de sedas claras. Estos espectros nos conmueven, pero no nos espantan.
La antigua reina del Guadalquivir, que ya solo cobra de este gran rio el tributo de sus aguas sin cansarle con sus bajeles, se ofrecerá á tus ojos como un mayorazgo arruinado que pasa la vida en magestuosa holganza instalado en su espaciosa casa solariega, de cuyas paredes penden empolvadas, desgarradas y descoloridas tapicerías, en otro tiempo magníficas, y entretenido con los ahumados retratos de sus abuelos mientras las goteras acaban de arruinar sus artesones, y en tanto que sus tierras yacen abandonadas á la cizaña, á la oruga y á la langosta.
Viste con pulcritud, y si bien un poco retrasado en la moda respecto á Madrid, está adelantado y mucho respecto á la que ordinariamente rige en las provincias, sobre todo en los pueblos secundarios. Su traje se compone de un chaquet de tela azul, chaleco blanco, pantalón también azul y botas de charol muy empolvadas. Pero aquí, conde, resígnese usted á llevar la vida de la naturaleza.
Palabra del Dia
Otros Mirando