Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de mayo de 2025


Murió el 25 de mayo de 1681 . Sus restos mortales fueron sepultados en la capilla de San Salvador. La extrema admiración, que excitó en sus coetáneos, le acompañó hasta su muerte, y así aparece de las palabras, que copiamos á continuación, con que Vera Tassis termina el elogio de su amigo, y que, á pesar de su hojarasca, revelan un sentimiento profundo.

Mi pluma tal vez la ofenda por torpe e inhábil; pero mi intento es sano y de vivo entusiasmo nacido. Mi admiración y mi devoción son tales, que si respondiese mi capacidad a mi afecto, diría yo algo digno y grande en su elogio. Bien pueden nuestras mujeres de España jactarse de esta compatriota y llamarla sin par.

Su marido quedó como arrebatado, sin poder dar un paso adelante. Pero el ricacho exclamó: «¡Buena posesión!, ¡y qué buena bodega haría!» ¿Habéis comprendido mi idea? Sin duda respondió el coronel riéndose , que un necio elogio es peor que una crítica; ya lo dice la fábula de Iriarte: Si el sabio no aprueba, ¡malo! Si el necio aplaude, ¡peor!

Y Salvatierra, ante el silencio respetuoso de sus amigos, hacía el elogio del porvenir revolucionario, de la sociedad comunista, ensueño generoso, en la cual los hombres encontrarían la felicidad material y la paz del alma. Los males del presente eran una consecuencia de la desigualdad. Las mismas enfermedades eran otra consecuencia.

Las acusaciones lanzadas contra ellos y la multitud de enemigos acérrimos que tuvieron, primero entre los protestantes, después entre los jansenistas, y, por último, entre los librepensadores, redundan en cierto modo en elogio de los jesuítas, ya que prueban el extraordinario poder y la importancia que tenían.

Don Juan tiene treinta y tantos años, es soltero, por lo cual da gracias a Dios lo menos una vez al día, y vive solo, sin más compañía que la de sus criados. Uno entre ellos es digno de elogio: Benigno, el ayuda de cámara, que es listo, discreto, trabajador y hasta fiel, porque le trae cuenta la honradez.

Doña Cristina también había perdido su primitiva inquietud al transcurrir el tiempo y se mostraba satisfecha, sonriendo modestamente ante las amigas que la felicitaban por este rasgo de independencia conyugal, para mayor gloria de Dios. El elogio del Padre Paulí valía por todos los terrores que le había hecho sufrir el gesto hosco de su marido.

Conservaba como precioso tesoro todas las frases de elogio que la prensa había tributado a sus obras. El único deseo, el único afán de su vida era que su hijo siguiese las huellas de su padre, fuese un hombre respetado por su talento e ilustración. Dios quiso colmar sus votos. Primero comenzó a ver alzarse ante sus ojos la imagen corporal de su marido reproducida en el hijo.

Engalanados todos, según su clase y facultades, como en días de fiesta; nuestro adolescente, ardiendo en amor, suplica á sus padres que le preparen el tálamo nupcial, y logra al cabo los tan deseados lazos. V. la notable descripción, que acerca de la civilización de este período, se halla en el Elogio de la reina Isabel, de D. Diego Clemencín.

El peso de la conversación, durante la comida, le llevaron el señor de Provedaño y don Román. Como era propio y natural, se comenzó por el elogio del difunto y de sus cosas geniales; igual que en la cocina, salvo el lenguaje y el estilo.

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando