Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de noviembre de 2025
Me dio miedo y entré en mi cuarto. Mi tía Medea conversaba en las habitaciones inmediatas con cuatro o cinco señoras viejas y de edades incalculables.
Personas de todas edades y condiciones, cuanta gente volvía de pasear ó de la novena, se plantaba al pie del balcón hasta que nosotros nos retirábamos.... Y vea usted, qué demonio: en cuanto llegó á hacerse de moda en aquella calle la reunión del pueblo, nos prohibió tocar el señor Corregidor. Yo no sé qué se corría entonces por la ciudad sobre francmasonería.
Aquellas proyectadas bodas entre primo y prima le parecían tan naturales como juntarse la vid al olmo. Las familias no podían ser mejores ni más para en una; las clases iguales; las edades no muy desproporcionadas, y el resultado dichosísimo, porque así redimía el marqués su alma de las garras del demonio, personificado en impúdicas barraganas.
De lejos brillaban las casas con el sol, como si fueran de plata. En los pueblos de Europa es donde se ven más claras las tres edades, y mejor mientras más al Norte, porque allí los hombres vivieron solos, cada uno en su pueblo, por siglos de siglos, y como empezaron a vivir por el mismo tiempo, se nota que aunque no se conocían unos a otros, iban adelantando del mismo modo.
Así, pues, tu marcharás y yo iré tras de ti; mientras tú cumples en Nápoles tu comisión, yo iré a aguardarte a Niza, adonde llegarás casi al mismo tiempo que yo, gracias al vapor. ¡Oh! ¡Qué hermosa invención es la del vapor! ¿verdad? Para mí, Fulton ha sido el hombre más grande de las edades modernas. » ¿Y cuándo debo partir? le pregunté.
En todas las edades de la vida tenemos los hombres algo de niños, y siempre hay un «juguete» que nos llega cuando y por donde menos lo pensamos, que nos sorprende y nos encanta y nos preocupa, y hasta «nos hace buenos...» y además tontos.
Sus almas fueron volando por las alturas infinitas, más allá del firmamento estrellado, donde no alcanza la mirada humana, y atravesaron los espacios eternamente misteriosos, que han poblado de hipótesis y mitos los filósofos gentiles, los teólogos cristianos y los poetas de todas las edades.
Y sin callarme esta opinión mía, y mostrándome entonces tan poco creyente como mi amigo, afirmaba yo, que así en las obras de ambos Luises, como en las de Santa Teresa, aun renegando de toda religión positiva, aun no creyendo en lo sobrenatural, hay todavía mucho que aprender, y no poco de que maravillarse, y que, si no fuese por esto, el lenguaje y el estilo no valdrían nada, pues no se conciben sin pensamientos elevados y contenido sustancial, y sin sentir conforme al nuestro, esto es, humano y propio y vivo siempre en todas las edades y en todas las civilizaciones, mientras nuestro ser y condición natural duren y persistan.
La mamá entreveía en aquella ignorada página de la existencia de su heredero, amores un tanto libertinos, orgías de mal gusto, bromas y riñas quizás; pero todo lo perdonaba, todo, todito, con tal que aquel trastorno pasase, como pasan las indispensables crisis de las edades. «Es un sarampión de que no se libra ningún muchacho de estos tiempos decía . Ya sale el mío de él, y Dios quiera que salga en bien.
El mundo, ignorado antes, había venido a revelarse con una grandeza real hasta entonces no percibida y por toda ella iban a extenderse y a triunfar la religión de Cristo y la civilización de Europa, llevadas par los hijos de Iberia hasta las regiones más remotas, ya entre gentes bárbaras y selváticas que separadas del resto del humano linaje no habían seguido su marcha progresiva y hasta habían olvidado la nobleza de su origen común, ya entre los pueblos de Oriente donde persistían y florecían aún la poesía y el saber y el arte de las edades divinas, cuando entendían los hombres que estaban en comunicación y trato con los dioses y con los genios; por todas partes, entre todas las lenguas, tribus y gentes, así entre aquellas, que olvidadas de las primitivas aspiraciones y revelaciones, se habían hundido en una vida casi selvática, como entre aquellas que, combinando y fecundando esas aspiraciones y revelaciones primitivas con los ensueños de una exuberante fantasía, habían creado una portentosa cultura, en cuya ponderación y admiración permanecían inmóviles.
Palabra del Dia
Otros Mirando