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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Las tres largas notas repercutieron en los ecos de la montaña con un son legendario. La criada fuele conduciendo por una serie de cuadras sombrías. Por fin, al llegar ante una puerta entornada, Ramiro oyó un coro de mujeres que invocaban plañideramente a Santa Quiteria y a Santa Catalina. Entraron.

En la cocina había ecos de la alegría del comedor; Pepa y Rosa cuando entraban con los platos venían sonriendo todavía al espectáculo que dejaban allá dentro; en toda la casa no había en aquel momento más que un personaje completamente serio: Pedro el cocinero.

EL MORENO 1078 no galope, que hay aujeros, le dijo a un guapo un prudente le contestó humildemente: la noche por cantos tiene esos ruidos que uno siente sin saber por dónde vienen. 1079 Son los secretos misterios que las tinieblas esconden; son los ecos que responden a la voz del que da un grito; como un lamento infinito que viene no de dónde.

Momentos después Marta oyó los ecos de una voz irritada, y apenas hubo dicho algunas palabras la voz más agria aun de la condesa se mezcló a sus amenazas; ora era un rumor sordo; ora era una tempestad que iba siempre creciendo; hubo momentos en que hasta el piso temblaba al choque de violentas patadas.

Era un perpetuo estado de guerra ante la muerte; una batalla contra la ciega fatalidad y la barbarie de los hombres, cuyos ecos se apagaban en la misma montaña, llegando apenas á la opulenta Bilbao. El mineral marchaba ría abajo sin que nadie pensase en lo que había costado su arranque del suelo.

La altura del último picacho de este célebre monte es tal, que no hay ninguno de aquellos naturales que no afirme con la mayor ingenuidad que desde allí se oyen en las horas de los altos plenilunios los dulces ecos de las harpas celestiales.

Respondeme, io querida mia! te he llamado en las sombras de la noche; he asustado a los pajaros dormidos bajo las hojas silenciosas, he despertado al lobo en las montanas, y he hecho conocer tu nombre a los ecos de las cavernas mas sombrias. El eco me ha respondido, los espiritus y los hombres tambien me han respondido, tu sola has permanecido muda.

Estaba allí como el pájaro en la selva, cantaba donde, cuando y lo mejor que le parecía, porque la misma multitud le servía de escondite, y su obligada agitación disculpaba sus incesantes vuelos de rama en rama; y como los hombres tontos son los ecos de estas soledades, siempre había flotando sobre los rumores del concurso alguna melodía de sus cánticos, llevada de boca en boca, con la mejor intención del mundo, pero con el afán y la rapidez con que se propagan de ordinario todos los falsos testimonios.

Para compensar esta falta de interés, el poeta emplea formas métricas más artísticas que las usadas en la primera pieza, como canciones, sonetos, octavas, tercetos, estrofas sáficas, etc., acompañadas de rimas ligadas, ecos y otros refinamientos métricos semejantes, que imprimen en el conjunto extraño sello.

El júbilo por tan dichoso hallazgo infundió el deseo de celebrarlo con todas veras y estrépito, y así a los pocos instantes se escuchaban doquier en la algazara más bulliciosa del mundo los gritos regocijados, los acentos de los vivas y los ecos de los instrumentos.

Palabra del Dia

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