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Yo lo que digo lo pruebo replicó ; el Magistral es el azote de la provincia: tiene embobado al Obispo, metido en un puño al clero; se ha hecho millonario en cinco o seis años que lleva de Provisor; la curia de Palacio no es una curia eclesiástica sino una sucursal de los Montes de Toledo.

El sacerdote es pobre, el templo es pobre también; pero el príncipe de la Iglesia conserva sus miles de duros al año y el Estado Mayor eclesiástico sigue tranquilo en sus cánticos, viendo que no peligra la pitanza. La revolución, hasta ahora, sólo ha perjudicado a la plebe eclesiástica.

Superada esta primera e insulsa impresión de santito alfeñicado, de la fisonomía del sacerdote emanaba un no qué de personal y sugestivo. El rojo de sus mejillas era patológico; debía de padecer del corazón. Como era guapito y harto joven para la dignidad eclesiástica que ostentaba, quizás algún malicioso presumiese que la había alcanzado mediante el favor de las omnipotentes faldas.

Los recaudadores de las provincias las agoviaban con sus exacciones, y para defender la inmunidad eclesiástica tuvo el cabildo que proceder con censuras. Descuidada la guerra de Portugal por no poder atender á un mismo tiempo á esta y á la de Cataluña, pusieron sitio á Badajoz los portugueses.

La devoción los había juntado, pero la vida no tardó en recobrar sus fueros, abriéndose paso en sus relaciones casi místicas y uniéndolos en carnal abrazo. Habían vivido fieles uno al otro en el misterio de la vida eclesiástica, amándose con prudencia escrupulosa, sin que el secreto de sus relaciones trascendiese al público, hasta que ella murió, dejándole dos hijos.

Después, si el guía está dotado de un alma verdaderamente aiglemontesa, pondera el pasado en detrimento del presente: Aiglemont dice con énfasis en el tono arrastrado y nasal peculiar de los aiglemonteses, es la última fortaleza del catolicismo. Hasta la Revolución éramos posesión eclesiástica y moriremos fieles a nuestros destinos. Nada de ideas nuevas...

¡Ah! dijo fray Luis ¿y cuál de las dos carreras queréis seguir, la civil ó la eclesiástica? Ninguna de las dos. ¡Cómo! ¿Entonces para qué habéis estudiado? Por estudiar. Y bien, ¿qué queréis ser? Soldado. ¡Soldado! ; , señor, soldado de la guardia española, junto á la persona del rey. He aquí, he aquí lo que son en general los españoles: quieren ser aquello para que no sirven.

Habían transcurrido seis meses sin variación alguna: por fin, en abril de 1599 se expidió la orden de libertad de Doña Juana Coello ; luego la de sus hijos, con licencia de reclamar la restitución de 20.000 escudos distraídos de la renta eclesiástica que correspondía al mayor, Gonzalo ; pero de Antonio Pérez nadie se acordaba.

Tal maña se daban Glocester y don Custodio y otros señores del cabildo, algunos empleados de la curia eclesiástica, y entre el elemento lego Foja y don Álvaro; este por debajo de cuerda y conteniéndose en lo que se refería a la simonía y despotismo que se achacaba al Provisor. En el Casino tampoco se hablaba de otra cosa.

Ya se ve que es accidental á la Filosofía que los que la profesan, sean de esta, ú otra Religion, y apenas se hallará cosa ninguna, que discurriendo de esta manera no se halle defectuosa. ¿Quién duda que hay algunos abusos en la disciplina Eclesiástica? ¿Se dirá por eso, que ha de exterminarse la antigua disciplina de la Iglesia?