Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de junio de 2025
La dejó caer con afectada indiferencia sobre la mesa de noche; mas luego que el criado se fue apresurose a cogerla y la abrió con visible agitación. Aunque hacía ya cerca de dos años que duraban sus relaciones con Amalia, nunca abría carta de ésta sin que le temblasen las manos. Verdad que se escribían poquísimas veces.
Mabel habíame hablado a menudo de las frecuentes ausencias de su padre, ausencias que duraban algunas veces una, dos y hasta tres semanas, y en que no se sabía su destino ni dejaba su dirección. Ahora habían quedado aclarados sus extraños viajes errantes.
Antes del referido año 1529 se hacian en casos semejantes procesiones á los santuarios de la Fuen-Santa y de Nuestra Señora de las Huertas; desde entonces se introdujo la costumbre de traer la imágen de Villaviciosa á la iglesia de S. Salvador de Córdoba, y de aquí á la catedral, en cuya capilla mayor antigua permanecia depositada el tiempo que duraban las solemnes deprecaciones.
Conque no tuerzas el gesto, niñito mío; quedamos en que serán dieciséis mil.... ¡Ay, qué peso me has quitado de encima...! Había abandonado la mesa la familia y aún duraban los elogios a Visanteta por el mérito de la paella que les había servido, cuando comenzaron a llegar los amigos. Mamá gritaba Amparito desde la puerta de la calle , las de López, que vienen en su faetón. ¡Calle!
La naturaleza la había dotado de un carácter alegre, bondadoso y algo tornadizo, y este carácter la salvaba de una desdicha cierta; las impresiones en ella duraban poco y se sucedían con pasmosa rapidez; pasaba con increíble facilidad del llanto a la risa, y de la risa al llanto; era incapaz de meditar sobre las injurias que la hacían, ni menos de guardar por ellas el más leve rencor.
Los votos que hacían duraban cuatro años, al cabo de los cuales se renovaban. A la tercera vez era necesario hacerlos perpetuos o salir de la congregación. Lo mismo la hermana San Sulpicio que su prima, la hermana María de la Luz, se habían educado desde muy niñas en aquel convento, del cual no habían salido más que para ejercer su ministerio en dos o tres puntos de España.
El Conde no fué a Biarritz a cumplir su promesa amistosa. Elisa, al principio, distraída con otros coqueteos, circundada de adoraciones y triunfante como nunca, no echó de menos la falta del Conde. Supuso que sus negocios duraban aún y le retenían en Madrid.
Se componía de cuatro oficialas, las dos doncellas de la casa, cuando los quehaceres domésticos se lo permitían, Venturita y la misma Cecilia. Era una juventud bulliciosa, a la cual, el trabajo activo no impedía charlar, reir y cantar todo el día. La alegría les rebosaba del alma a aquellas muchachas, y se desbordaba en risas inmotivadas, que a veces duraban larguísimo rato.
Los globos terráqueos y las esferas armilares que había hecho comprar a su padre, no pueden fácilmente contarse; apesar de ser un hombre de ciencia, estos artefactos duraban poco tiempo íntegros en sus manos; y consistía en que Carlitos no se limitaba a estudiar la lección, como cualquier chico vulgar, sino que la alteza de su pensamiento le arrastraba a escudriñar los secretos topográficos de nuestro planeta, para lo cual ideaba grandes vías de comunicación que tenía cuidado de señalar con tinta sobre el globo, atravesando las montañas más altas y salvando mares y lagos por medio de asombrosos puentes que ningún ingeniero del mundo se hubiera atrevido siquiera a imaginar.
Cuando el Almirante vido que se huían y que era su gente, y las aguas menguaban y estaba ya la «nao» la mar de través, no viendo otro remedio, mandó cortar el mastel y alijar de la «nao» todo cuanto pudieron para ver si podían sacarla, y como todavía las aguas menguasen no se pudo remediar, y tomó lado hacia la mar traviesa, puesto que la mar era poco ó nada, y entonces se abrieron los conventos y no la «nao». El Almirante fué á la carabela para poner en cobro la gente de la nao en la carabela, y como ventase ya ventecillo de la tierra, y también aun quedaba mucho de la noche, ni supiesen cuanto duraban los bancos, temporejó á la corda hasta que fué de día, y luego fué á la nao por de dentro de la restringa del banco.»
Palabra del Dia
Otros Mirando