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Actualizado: 5 de mayo de 2025


34 los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco; 35 los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta; 36 Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres; 37 los hijos de Imer, mil cincuenta y dos; 38 los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete; 39 los hijos de Harim, mil diecisiete.

El tribunal de la Inquisición sentenció á Briguela á sufrir doscientos azotes por las calles de la ciudad á hacer duras penitencias por determinado tiempo y á ocho años de destierro de los cuatro reinos de Andalucía.

Guillermina dijo Casa-Muñoz algo conmovido , cuente usted con doscientos quintales, y del blanco, que es a nueve reales. ¿Qué dije yo? Bueno. Y este señor de Ruiz ¿qué hará por ?

¿Ha visto usted últimamente á doña Enriqueta? ¿Me pregunta usted por la Infanta? contestó el coronel gravemente . ; ayer la encontré en el atrio del Casino. ¡Pobre señora! ¡Si esto no es una lástima!... ¡Una hija de rey!... Me contó que sus hijos no tienen qué ponerse. Ella debe doscientos francos de cigarrillos en el bar de los salones privados. No encuentra quien le preste.

La imposibilidad de salir de casa le pone de un humor de doscientos mil diablos». Estaba sentado junto a la chimenea, envuelto de la cintura abajo en una manta que parecía la piel de un tigre, gorro calado hasta las orejas, en la mano un periódico, en la silla inmediata tres, cuatro, muchos periódicos.

Pues, es míster Robert. ¿El socio de Jacinto? El socio de Jacinto. ¿Y qué? Esteven dió un puñetazo sobre las almohadas. Que liquida, mujer, que la sociedad con Jacinto se disuelve, y con un déficit de doscientos mil nacionales, que tiene el muchacho que pagar, ¡es decir, yo!

TERPSY. ¡Desde hace cinco años...! ¡Apechugué yo sola con el negocio...! Y te aseguro que, si tengo buenas piernas, tampoco tengo mala cabeza... ¿Sabes cuánto gano ahora por año...? ¡Doscientos mil francos...! Voy a ampliar el negocio y a tomar un hotel... ¡Y te aseguro que haré una propaganda monstruosa! GILBERTO. Y... ¿cómo aprendiste los preceptos de tu arte...?

Lo mesmo que endenantes, ¿lo ves?...; hasta diez que han de ser ... ¡si cuando yo digo una cosa! ¡Mal rayo te parta! ¿Pues no te he dicho que había que desquitar treinta riales que debías en la taberna? . Pus esos treinta que te faltan hasta los doscientos, son los que te dieron de menos.

Y no crean que es mentira lo que cuento; doscientos mil provenzales lo han visto.

Del magnífico auto de fe que se hizo para que cesara el terremoto, y de los doscientos azotes que pegáron á Candido.

Palabra del Dia

condesciende

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