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Actualizado: 25 de julio de 2025


No obstante, el santo mártir P. Pedro Romero, español, y el infatigable Misionero P. Joseph Orighi, hermano del eminentísimo señor Agustín Orighi, y tío del eminentísimo Orighi, que vive al presente, quisieron volver á promulgar el Evangelio entre los Guaycurús, y sin tener cuenta de sus propias vidas, intentaron, con increíbles trabajos y fatigas, domesticar su innata fiereza; pero sin hacer más fruto que bautizar algunos párvulos, se vieron obligados á retirarse.

Reynoso les mostró de nuevo con orgullo no sólo su maravillosa colección de palomas blancas, sino otra porción de aves y bichos que tenía enjaulados, un águila, una ardilla, un jabalí, etcétera. Admiraron la paciencia y la maestría con que había sabido domesticar a algunos de ellos.

Averígüelo Vargas. ¿Por qué pudo celebrar el antiguo poeta y hoy no puede celebrar el moderno A aquellos capitanes, en la sublime rueda colocados por quien los alemanes, el fiero cuello atados, y los franceses van domesticados? Hoy no acertamos á atar el fiero cuello á Máximo Gómez ni á domesticar al mulato cimarrón Maceo. ¿En qué estriba la diferencia? Lo ignoro.

A través de las edades, las generaciones se suceden modificándose poco á poco; los bárbaros, con su aspecto bestial y luchando por la preeminencia con las fieras, fueron reemplazados por seres más inteligentes, á los cuales la experiencia y el estudio de la naturaleza han enseñado el arte de domesticar los animales y cultivar la tierra; luego, por el progreso, los hombres llegan á fundar ciudades, á transformar las primeras materias, á cambiar sus productos, á ponerse en relaciones con todas las partes del mundo; así se civilizan, es decir, se ennoblece su tipo, su cerebro es más vasto, su pensamiento más amplio, y, ensanchándose el círculo de las concepciones, los hechos vienen á agruparse en el espíritu.

Dicho P. Fideli, como era recién venido de Europa, y hallando campo tan grande á su celo, no paraba de día ni de noche en domesticar aquellos salvajes; y mientras sus compañeros iban en busca de gentiles, él se ocupaba en limpiar á aquellos nuevos cristianos de los resabios de su vida brutal, con que se podía quizás manchar la pureza de su fe y la inocencia de nuestra religión cristiana; era su tarea cuotidiana juntar de día á los niños toda la mañana, y al entrar la noche á los adultos; para hablarles de las cosas que debían creer y obrar; acudir á todos tiempos á sus necesidades sin negarse á nada; cuidar de las almas y de los cuerpos de los enfermos, velándolos de día y de noche y dándoles sepultura después de muertos; y en tantos trabajos no tenía otra cosa con qué mantener sus fuerzas para llevar tan gran peso, que un poco de pan muy desabrido que allí se hace de unas raíces que llaman mandioca, la cual, hecha harina, se amasa y hace un pan bien malo, el cual solía acompañar con un pedazo de carne de algún animal del monte, asada, como la comen los indios, dura y desabrida, y por gran regalo alguna fruta silvestre.

En unos cuantos días tuvo que hacer de albañil, de carpintero y de cerrajero, construyendo una casa para albergar á Eva y á sus hijos. Después hubo de domesticar á muchos animales, para que su trabajo resultase más fácil y su nutrición más abundante.

Siento mucho, sin poderlo remediar, que desaparezca de nuestras montañas el oso, cuyas patas suele clavar orgullosamente el cazador en la puerta del hórreo. Quedará suprimida la raza, pero creo que, con más inteligencia, se hubiera podido domesticar asociándole á nuestras labores. En cambio nadie echará de menos al lobo cuando haya desaparecido completamente de la montaña.

Este es un prodigio para entenderse con toda clase de bichos manifestó Elena . Figuraos que ha llegado a domesticar un bando de gorriones... ¿Os sorprende...? Pues es como lo oís. Un día entraron en nuestra habitación por casualidad. Germán cierra los balcones y no qué hace con ellos. Al día siguiente vuelven, y lo mismo. En fin, llegaron a dormir en nuestro gabinete encima de las lámparas.

No había isla sin dios particular, sin monstruo, sin cíclope ó sin maga urdidora de artificios. El terror era la primera divinidad de los mares. El hombre, antes de domesticar á los elementos, les tributó el más supersticioso de sus miedos. Un factor material había influido poderosamente en los cambios de la vida mediterránea.

Estos indios mascan la coca; y llevan una camiseta mas corta que la de los Moxos. En 1830 su poblacion constaba de mil y una almas; y poseia la mision siete mil setecientas veintidos cabezas de ganado vacuno, mil trescientos noventa y nueve caballos y veintitres cerdos. Sus alrededores abundan en ganados salvages que seria muy fácil domesticar.

Palabra del Dia

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