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Actualizado: 13 de julio de 2025


Interrogada sobre la condición moral y de carácter de la divinidad, hizo muchas salvedades y distingos: «Eso no lo puedo decir... No he hablado con ella más que una vez.

Te hago gracia de los largos rodeos por donde llegamos, de digresión en digresión, al concepto de la divinidad.

La muchedumbre devota, arrodillada al aire libre, fijaba sus ojos suplicantes en las sagradas piedras, mientras su pensamiento volaba, lejos, á los campos de batalla, con la confianza en la divinidad que acompaña á toda inquietud. De la masa arrodillada surgían soldados con vendajes en la cabeza, el kepis en una mano y los ojos lacrimosos.

»Es que ese hombre tiene algo de sobrehumano, viene a ser un espíritu intermedio entre el hombre y la divinidad, en quien no hacen mella las emociones terrestres ni las necesidades de la materia parecen existir. Ni siquiera le han hecho un día la cama durante el mes que acaba de transcurrir; él vela incesantemente, siempre meditabundo y siempre buscando un remedio imaginario.

¡Desgraciadamente yo no creía en él!... Recurrí, pues, a mi antigua divinidad particular, a mi ídolo predilecto, patrona de toda mi familia a Nuestra Señora de los Dolores.

Sólo entonces elevó su mente al Cielo en acción de gracias por el gran favor que acababa de otorgarle. Pero lo que no sucedió aquel día por especial intervención de la divinidad, podía muy bien ocurrir en otro. No siempre están los santos del mismo humor.

Otro argumento contra la Divinidad de las Sagradas Escrituras hacen los Sectarios, sacado del culto divino prescrito en ellas, y practicado por la Iglesia; pues todas las ceremonias del templo las tienen por gentílicas y profanas, muy distantes de poder venir de Dios.

En castellano, mejor es no leer la traducción que hay, que es de Hermosilla; porque las palabras de la Ilíada están allí, pero no el fuego, el movimiento, la majestad, la divinidad a veces, del poema en que parece que se ve amanecer el mundo, en que los hombres caen como los robles o como los pinos, en que el guerrero Ajax defiende a lanzazos su barco de los troyanos más valientes, en que Héctor de una pedrada echa abajo la puerta de una fortaleza, en que los dos caballos inmortales, Xantos y Balios, lloran de dolor cuando ven muerto a su amo Patroclo, y las diosas amigas, Juno y Minerva, vienen del cielo en un carro que de cada vuelta de rueda atraviesa tanto espacio como el que un hombre sentado en un monte ve, desde su silla de roca, hasta donde el ciclo se junta con el mar.

Ferragut llegó á creer que no doblarían nunca el cabo, quedando para siempre en plena tempestad, lo mismo que el navío errante y maldito de la leyenda. El capitán, un salvaje del mar, taciturno y supersticioso, mostraba el puño al promontorio, maldiciéndolo como á una divinidad infernal. Estaba convencido de que no conseguiría doblarlo hasta que lo ablandase con un tributo humano.

El hombre, la naturaleza, Dios son el triple objeto de vuestra alma: romped el encanto que os detiene en esta bellísima comarca: quedan aun ciudades, paisages, talleres, monumentos donde podais ver la divinidad creando, la naturaleza obedeciendo á leyes inviolables, la humanidad arrancando el secreto de estas mismas leyes y utilizándolas hoy para surcar los mares, mañana para cruzar el espacio en alas de los vientos, al otro dia para disipar con una sola luz las sombras de la noche.

Palabra del Dia

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