United States or Ecuador ? Vote for the TOP Country of the Week !


El momento no era para discusiones: cada cual debía pensar en su propia suerte. El senador acabó por prestarse al deseo de su amigo. Si tal era su gusto, podía cumplirlo. Y consiguió con su influencia que saliese aquella misma noche en un tren militar que iba al encuentro del ejército.

Cuando Gallardo comenzó a frecuentar la sociedad, un nuevo motivo de conversación interrumpía las interminables discusiones sobre toros y labores del campo. En los Cuarenta y cinco, lo mismo que en toda Sevilla, se hablaba del Plumitas, un bandido célebre por sus audacias, al que cada día proporcionaban nueva fama los esfuerzos inútiles de los perseguidores.

Se está redactando las pragmáticas, que establecerán el orden en las discusiones. No tuvo resultado el pronunciamiento, por gastar el tiempo los conjurados en estériles debates y luchas de amor propio, en vez de congregarse para combatir al enemigo común; así es que concluyó aquello como el Rosario de la Aurora.

Cuando estas discusiones se hacen en sesiones de hombres desencontrados, son espuestas á las consecuencias de una revolucion, y esponen á que quede acéfalo el cuerpo político: pero si se empeñan por el órden y modo regular de los negocios gravísimos, no pueden menos de conducir como por la mano, á la vista del efecto que se desea.

Lo mismo sucede en las discusiones de mujeres; hasta entonces nos habíamos esforzado por calmar a las señoras, pero esto no servía sino para enfurecerlas más; nos vimos arrastrados en la cuestión; el caballero de al lado me trató de idiota, y yo le califiqué de «rastacuero»; revolotearon los epítetos; con ademán simultáneo nos tiramos los platos a la cabeza; yo le obsequié con un cangrejo a la americana; él me envió mollejas de ternera; nos separaron; cambiamos las tarjetas, y luego nos plantaron a los cinco en la calle.

Ronzal, Trabuco, que admiró aquel sermón, dos meses después sacaba partido de las citas de Glocester en las discusiones del Casino, y decía: «Señores, lo que sostengo aquí y en todos los terrenos, es que si proclamamos la libertad de cultos y el matrimonio civil, pronto volveremos a la idolatría, y seremos como los antiguos egipcios, adoradores de Isis y Busilis; una gata y un perro según creo».

Ganaba doce francos al día: mucho más que aquellos canónigos de Toledo que en otros tiempos le parecían grandes duques. Vivía en un hotelito de estudiantes, cerca de la Escuela de Medicina, y sus discusiones vehementes por la noche, entre el humo de las pipas, con los compañeros de hospedaje, le instruían tanto como los libros de la odiada ciencia.

Y como si viera al diablo en cada prójimo, había hecho un verdadero exorcismo de su cara. Tenían serias y largas discusiones don Santiago y su mujer sobre el punto referente a la educación de su hijo. ¿Por dónde comenzarían para no equivocarse?

Desde entonces la vida de los dos se desarrolló con violentas alternativas: primeramente discusiones buscadas por ella, que terminaban con golpes, y luego, tras la mirada implorante del esposo, la feliz reconciliación. Hasta le permitió que volviese al arte cinematográfico, siendo protagonista de varios films, cuyos argumentos se hacía relatar ella anticipadamente.

Pero a la vez se levantó un animado debate respecto de la posibilidad y manera de subvenir a los dispendios de su mantenimiento. Digno de consignarse es que los argumentos no participaron de ninguna de aquellas feroces personalidades a que conducían, por lo general, las discusiones en Campo Rodrigo.