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Actualizado: 29 de mayo de 2025
Despachados los papeles y demás diligencias indispensables á todo pasajero, sólo se pensó ya en complacer á Andrés y en proporcionarle cuantas distracciones estuvieran al alcance de sus recursos. Tuvo éste á su disposición dos días y cerca de veinte duros.
¿Pues no me dijiste ayer que era necesario castigar con mano fuerte á ese don Juan y á don Francisco de Quevedo, su cómplice? Ayer estaba mal informado, señor; por las primeras diligencias del proceso resulta que no fueron dos contra uno, sino que por el contrario, don Rodrigo llevaba otro hombre contra don Juan.
Las diligencias y el vapor han reunido a los hombres de todas las distancias: desde que el espacio ha desaparecido en el tiempo, ha desaparecido también en el terreno. ¿Qué significaría, pues, un autor formando a pie firme un libro, detenido él solo en medio de la corriente que todo lo arrebata? ¿Quién se detendría a escucharlo?
Pero, por mas diligencias que practicó, no pudo por entonces descubrir, ni la situacion, ni el paradero de los indios rebeldes, y resolvió pasar la noche en las llanuras de Surpo, en cuyo campamento logró se lo declarase una espia, despues de haberle mandado castigar con algunos azotes, el que confesó se hallaban situados en la cima de la montaña, llamada Catacora.
Diligencias que habréis hecho vos solo, sin intervención de otra persona alguna. Sí, señor. Leed. «Yo, Agustín de Avila...» Adelante. «...llamado por su señoría el señor conde de la Oliva...» Adelante, adelante. «...encontré á su señoría herido malamente...» Al asunto.
España es un país prodigiosamente rico por sus elementos; pero la riqueza indígena sin el cambio nada vale. Me es imposible describir á Jaen, porque apénas logramos allí veinte minutos de descanso. El viajero que quiere detenerse en un punto intermedio, se expone á no seguir su viaje en muchos dias, porque los asientos de las diligencias son tomados en las ciudades que sirven de puntos de partida.
En el momento mismo, en que el señor Laubepin me propuso este empleo, todos mis instintos, todos mis hábitos se sublevaron violentamente contra el carácter de dependencia particular, inherente á tales funciones. Había creído, sin embargo, que era imposible rechazar el empleo sin esquivar, al parecer, las solícitas diligencias del anciano en mi favor.
Dejáronmele, y aun me dejaran el navío, si yo le quisiera, diciéndome que, si me dejaban solo, no era otra la ocasión, sino porque les parecía ser sólo mi deseo, y tan imposible de alcanzarle, como lo había mostrado la experiencia en las diligencias que habíamos hecho para conseguirle.
Rompió su caminata Salvador y se dejó caer, fatigado, en una silla, para responder: Ya acudí a don Rodrigo y estuvo en Rucanto; pero Carmen no quiso decir la verdad; ciega en la manía de sufrir, disimuló el martirio que padece en términos de engañar a su tutor; él es algo indiferente, no le gusta mucho molestarse, y se alegró de poder volverse a casa muy tranquilo, sin más diligencias.... ¡Todo el mal está en que Carmen no me quiere!
Hoy ha debido hacer algunas diligencias cuyo resultado espero con ansiedad; lo sabe y debía apresurarse. No se altere, querido papá dijo María Teresa poniendo su cara sobre el rostro del enfermo, Juan llegará pronto. El señor Aubry miró con dulzura a su hija. Mi querida hija, ¡qué trabajo te doy! Soy muy exigente, ¿no es verdad? No, papá; solamente que temo que se exaspere.
Palabra del Dia
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